Fotos: Facebook Carlos Lechuga
Texto: Michel Hernández
España rindió homenaje a Marisa Paredes con todos los honores que su estatus como actriz merece. Miles de personas acudieron a darle el último adiós en el velorio este miércoles, mientras las cadenas de televisión revisaban sus entrevistas, su compromiso ético y político, y volvían a proyectar sus películas. Una de las películas más apreciadas de la actriz, que se reestrenó en las pantallas españolas, fue Todo sobre mi madre, de Pedro Almodóvar, quien descubrió en Marisa las cualidades de una estrella y la presentó al mundo a través de obras como Tacones Lejanos y La flor de mi secreto. Sobre su partida, Almodóvar expresó: “Es como si despertara de un mal sueño. Estaba rebosante de vitalidad”.
Todo sobre mi madre es precisamente una de las películas favoritas de Marisa para el cineasta cubano Carlos Lechuga, quien tuvo la fortuna de estar muy cerca de la actriz durante la última década.
Lechuga, residente en Madrid, es una de las voces más influyentes de su generación y ha dirigido películas como Melaza, Santa y Andrés y Vicenta B.
Tras la muerte de Marisa, Lechuga compartió varias fotografías junto a ella y su esposo, Chema Prado, como parte de su homenaje a la legendaria actriz.
“Siempre fui un gran admirador de toda la filmografía de Marisa. Todo sobre mi madre es una película que me fascinó”, comenta Lechuga a Cuba Noticias 360 mientras rememora momentos vividos junto a este ícono del cine español.
“En un festival de cine entre 2016 y 2017, durante la censura de mi película Santa y Andrés, la productora Claudia Calviño y yo decidimos quedarnos en Cuba durante el festival, a pesar de que mi película no iba a participar. Una noche, mientras llovía, terminamos en Fábrica de Arte (una conocida instalación cultural en La Habana) con Marisa y Chema Prado, su esposo. Todos estábamos empapados por la lluvia, y fue gracioso porque Marisa, muy natural y sin protocolo, nos dijo: ‘oye, qué feo lo de la película censurada’. Nos dio todo su apoyo y cariño esa noche, fue muy amena y simpática. Siempre en busca de justicia y brindando apoyo”, recuerda el cineasta.
Originario de La Habana, Lechuga, de 41 años, señala que esa noche en La Habana bajo la lluvia fue un momento clave en su amistad y vínculo profesional con la actriz madrileña, quien falleció a los 78 años de un paro cardíaco.
“En esa ocasión intercambiamos teléfonos con Chema, y no recuerdo si le enviamos un enlace de la película (Santa y Andrés). El tiempo pasó y siempre me encontraba a Chema en los festivales, a quien le enviaba saludos a Marisa”.
En 2018, el cineasta cubano comenzó a trabajar en su segundo largometraje, Vicenta B. Durante ese proceso, viajó a Madrid para participar en un taller junto a otros guionistas y productores.
“Mientras preparaba el guion de Vicenta B, asistí a un taller en Madrid. En aquel momento, creo que la película se llamaba La Pelota roja. En el vuelo hacia España, vi una entrevista a Marisa y pensé que me encantaría que ella hiciera un pequeño papel en la película”, comenta Lechuga.
La idea no quedó en el aire. Una vez en Madrid, el cineasta movió los hilos de sus contactos hasta que le presentó su proyecto a Chema, esposo de Marisa. Sin embargo, recuerda que todo estuvo a punto de desvanecerse por un “error técnico”.
“Fue muy gracioso porque el día que Chema le contó a Marisa sobre mí y ella me iba a escribir, tuve un problema con mi celular y borré toda la información. Imagínate, después de lo difícil que es contactarles, casi me vuelvo loco. Por suerte, apreté una tecla y recuperé los contactos”.
La comunicación fue fluida durante varios días. Lechuga mantenía correspondencia frecuente con Marisa y Chema, y ellos, a su vez, mostraron interés y admiración por su próxima película.
“A partir de ahí, estuvimos en contacto casi diez días. No tenía oficina en Madrid y quería entregarle el guion. Así que busqué a una amiga que lo imprimiera y se lo llevara hasta la puerta de Marisa, como si fuéramos una gran productora, para que ella aceptara. Siempre fue muy amena conmigo. Me citó en un encantador hotelito en la calle Barquillo, cerca de donde vivía. Compartimos un té y hablamos del proyecto, y ella grabó un video enviando saludos al Festival de Cine de La Habana, que se acercaba, y se lo enviamos a Iván Giroud, el presidente del evento”, recuerda.
Marisa se llevó el guion a casa, pero, como en todas las etapas de su carrera, tenía muchos proyectos en su agenda y apenas tenía tiempo. Sin embargo, no pasó por alto la obra de Lechuga y en varias ocasiones conversó sobre su película, incluso lo invitó a su casa para charlar a fondo sobre el proyecto y compartir ideas sobre diversos temas, uno de los rasgos distintivos de su personalidad.
“A ella le costaba encontrar tiempo, por lo que se lo enviamos incluso a la productora de Almodóvar, El Deseo. Luego, me invitó a su casa, donde disfrutamos de unas galletas. Era una mujer especial. No pudo trabajar en la película porque tenía demasiados compromisos. Me atendió con mucho cariño. Después nos encontramos un par de veces más y hablamos sobre la evolución de Vicenta B. Le llevé unas medias con la Virgen de la Guadalupe y algunas piedras de la Virgen de la Caridad, un regalo muy bonito. Su casa estaba llena de libros hermosos. Disfruté hojeando para ver qué estaba leyendo. Luego me recomendó varias cosas”, cuenta.
En septiembre de 2022, Lechuga presentó Vicenta B en el Festival de Cine de Toronto. Lo hizo vistiendo un suéter del artista Luis Manuel Otero Alcántara, quien lleva más de dos años en prisión en Cuba por cargos de desacato y desórdenes públicos, y pidió la liberación de los presos políticos.
“Esas declaraciones causaron revuelo en su momento, y en ese contexto, Chema y Marisa me enviaron mensajes de apoyo y cariño. Posteriormente, me mudé a España y escribí un artículo en El País sobre las dificultades de encontrar trabajo aquí, y Chema y Marisa me contactaron para proporcionarme algunos contactos y así poder reunirme con amigos en busca de trabajo”, relata.
La actriz Momo Menéndez Sanchez, que pertenece a la misma generación que Marisa, la recuerda como “una guerrera y luchadora”. Lechuga reconoce en ella esas mismas cualidades y comparte una anécdota que ejemplifica su personalidad.
“Un día, mientras estaba en Madrid sin nada que hacer, viendo televisión, Marisa creó un grupo maravilloso y enorme en WhatsApp con las personalidades más famosas que podamos imaginar, de Los Ángeles, Cannes, España, el ‘top top’, y me incluyó. El grupo se llama Los imprescindibles. De hecho, ahora todos están enviando sus condolencias a través del grupo. En un momento me pregunté qué hacía yo allí con tanta gente importante. Con lo máximo que podamos imaginar. Esas son las cosas de ella. Después, en un momento, dijo que no quería estar en un grupo de WhatsApp y fue la primera en salir. Hizo mucho por la cultura en Madrid, para que la derecha no apagase todo lo que se había logrado”, reflexiona.
Lechuga hace una pausa. Parece hablar consigo mismo. Reconoce que se ha sentido sorprendido por el apoyo que Marisa y su esposo le brindaron en diversos momentos de su carrera. “Para unas personas con las carreras que tienen ambos, y con sus apretadas agendas, dedicar ese tiempo a mi obra fue para mí una muestra de cariño tremenda”, expresa.
El cineasta tuvo su último encuentro con Marisa en una fiesta en Madrid, una de esas celebraciones donde la actriz era presencia habitual.
“La librería Ocho y medio celebra una fiesta cada fin de año y allí me la encontré con Chema, y esa fue la última vez que la vi. Casi acababa de ocurrir lo del grito de Marisa hacia Ayuso (un incidente que tuvo lugar en 2022 durante la despedida de la reconocida actriz española Concha Velazco en la capilla ardiente del Teatro La Latina), y nos reímos mucho y conversamos mucho”, comenta.
Lechuga no olvida el brillo en sus ojos al hablar sobre su abuela y la adivina, un argumento que derivó en las diversas historias de Vicenta B.
El cineasta enfatiza el profundo amor que Marisa sentía por Cuba. También subraya que su ética la llevó siempre a posicionarse al lado de causas que consideraba justas. Por eso, nunca dejó de apoyarlo tanto cuando estaba en la isla como en su nueva etapa como migrante, con una película bajo el brazo y otros muchos proyectos en desarrollo.
“Tanto ella como Chema tenían un gran amor por Cuba. Habían asistido al festival y mantenían una relación con Iván Giroud. Siempre se opusieron a la injusticia, pero tenían un cariño especial por Cuba”.