Foto: Archivo CN360
A casi dos meses de que el huracán Melissa atravesara el oriente del país, las autoridades cubanas anunciaron el fin de la fase de recuperación en Santiago de Cuba y el regreso a lo que llaman “fase de normalidad”.
Esta declaración, hecha por la Defensa Civil, contrasta con la experiencia diaria de muchos residentes: cortes de luz frecuentes, escasez de agua potable y familias que aún no tienen un hogar seguro.
De acuerdo con un comunicado oficial, la decisión se basa en la rehabilitación de los servicios esenciales y el esfuerzo realizado por las autoridades locales durante la emergencia. Sin embargo, el informe no especifica cuántas viviendas han sido reparadas ni qué recursos han llegado de manera efectiva a los afectados.
En varios barrios de la ciudad y sus alrededores permanecen techos temporales, casas parcialmente destruidas y comunidades que dependen de camiones cisterna para el suministro de agua. Además, los cortes eléctricos son diarios, y las dificultades para obtener alimentos continúan, lo que, para muchos, no difiere mucho de la situación previa al ciclón.
La recuperación ha sido desigual, como comentan los usuarios en línea. Mientras que algunas áreas urbanas priorizadas muestran signos de avance, las comunidades rurales y periféricas siguen prácticamente fuera del alcance institucional, con escasa atención y soluciones a largo plazo.
El mensaje oficial subrayó la disciplina de la población ante la emergencia y el trabajo de las estructuras administrativas y medios estatales. Sin embargo, no ofreció datos concretos sobre plazos de reconstrucción, presupuesto ejecutado o mecanismos para hacer seguimiento a los damnificados.
El huracán Melissa impactó el oriente cubano en octubre, causando daños significativos en viviendas, infraestructura eléctrica y áreas agrícolas. Aunque el Gobierno considera cerrada la fase de crisis, para miles de santiagueros, la recuperación sigue siendo más una promesa pendiente que una realidad palpable.



