Foto: Archivo CN360
El actor cubano Luis Alberto García ha reavivado el debate público con una dosis de ironía mordaz, tras los comentarios de funcionarios del gobierno que cuestionaron abiertamente los símbolos tradicionales de la Navidad en Cuba, tildándolos de “imperialistas” y ajenos a la identidad nacional.
La controversia surgió después de un mensaje en redes sociales de Lis Cuesta, esposa del presidente cubano Miguel Díaz-Canel, quien expresó que la Navidad “debería ser solidaridad, pero no siempre lo es”. Su post fue acompañado por un texto de Abel Prieto, exministro de Cultura, quien atacó a Papá Noel, los árboles navideños y otros elementos asociados con estas festividades, presentándolos como emblemas del capitalismo y del colonialismo cultural.
La respuesta de Luis Alberto García
En respuesta, García compartió un texto en redes que se viralizó rápidamente. Agradeció con sarcasmo al “Estado exitoso” por pensar en aquellos que no tienen la posibilidad de tener árboles de Navidad, a los que irónicamente describió como un “rezago imperialista”, haciendo eco indirectamente de los argumentos de Cuesta.
El actor tocó uno de los temas más sensibles para la población cubana: los apagones constantes. Según su sátira, las interrupciones eléctricas se han convertido en una especie de sustituto oficial de las luces navideñas, con electrodomésticos que “avisan” su presencia cada vez que la corriente va y viene, poniendo en riesgo lo poco que aún funciona en los hogares.
El mensaje del artista refleja una realidad diaria cada vez más complicada para el pueblo cubano: la escasez de recursos, los apagones prolongados diarios y la desesperanza que consume incluso al más optimista, ya que no se vislumbra una mejoría ni a corto ni a mediano plazo.
Al final de su publicación, García lanzó otra crítica, afirmando de manera burlona que, de todos modos, no ocurría nada si algún equipo se rompía, ya que con rapidez lo reemplazarían en 72 horas, de la misma marca y el mismo precio.
“Intuyo que para el 31 nos van a sorprender con más. Para ser consecuentes con la continuidad”, concluyó.
El texto fue ampliamente compartido y comentado, convirtiéndose en una expresión colectiva de frustración frente a un relato oficial que busca ideologizar hasta las tradiciones familiares, mientras problemas estructurales como los apagones, la inflación y la escasez siguen sin resolverse.



