Foto: Cuba Noticias 360
Texto: Fede Gayardo
Las autoridades cubanas comienzan a esbozar el panorama sanitario para 2026 con un mensaje alentador: la epidemia de arbovirosis podría dejar de ser una amenaza crítica en la Isla.
Así lo han indicado en días recientes varios académicos y voces especializadas del sector salud; mientras, casi de manera simultánea, se activan alertas ante un nuevo riesgo que avanza en la región debido a una nueva variante de la influenza A H3N2.
El pronóstico favorable sobre las arbovirosis se fundamenta en estudios matemáticos presentados por Raúl Guinovart, director de Ciencia y Tecnología de la Universidad de La Habana. Según divulgó la prensa estatal, estos modelos sugieren que Cuba podría llegar a principios de 2026 con la epidemia “bajo control.”
La proyección fue presentada durante una de las reuniones semanales dedicadas a temas de salud, lideradas por el presidente Miguel Díaz-Canel, en las que se analizan estrategias contra enfermedades como el dengue y el chikungunya.
El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ha acompañado estas estimaciones con datos recientes. De acuerdo con sus reportes, los síndromes febriles disminuyeron un 25,8 % en comparación con la semana anterior, registrando 5.638 atenciones menos en los centros de salud del país. Las autoridades atribuyen parte de este comportamiento a la llamada “inmunidad de rebaño.”
En el mapa territorial, el comportamiento continúa siendo desigual. Matanzas, provincia donde se originó el brote de chikungunya, muestra una evolución favorable según los informes estatales, mientras Las Tunas, Holguín y el municipio especial Isla de la Juventud siguen presentando una tendencia ascendente de casos.
Las autoridades también informaron que 27 pacientes se encuentran en estado grave o crítico, en su mayoría menores de edad, aunque insisten en que el aumento de la percepción de riesgo ha llevado a una atención más temprana y a altas médicas con buenos pronósticos. Desde el propio MINSAP se ha llegado a sugerir incluso la posibilidad de cerrar el año sin muertes maternas vinculadas a estas enfermedades.
No obstante, el panorama sanitario no está exento de nuevas preocupaciones. Mientras se discute el control de las arbovirosis, especialistas advierten sobre la expansión de la influenza A H3N2, ya identificada en más de 35 países. En América Latina, una variante circula en naciones cercanas a Cuba como Chile, Perú, Bolivia, México y Colombia, lo que ha llevado a reforzar los llamados a la vigilancia epidemiológica.
Los expertos alertan que esta variante K de la influenza presenta cambios genéticos que podrían traducirse en una mayor capacidad de transmisión y en casos más severos para determinados grupos de riesgo. Aunque no es posible determinar cuándo comenzaría su circulación en la Isla, el consenso es que la amenaza es real.
Organismos internacionales como la Organización Panamericana de la Salud han enfatizado la necesidad de fortalecer las campañas de vacunación contra la influenza estacional en la región. La actualización anual de las vacunas se considera crucial frente a un virus como el H3N2, en constante evolución desde su aparición en 1968 y en un contexto global aún marcado por la experiencia de la COVID-19.



