Foto: Archivo CN360
La administración del presidente Donald Trump se está preparando para aumentar considerablemente los procesos destinados a revocar la ciudadanía estadounidense a personas ya naturalizadas, según un documento interno del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) accesible a The New York Times.
Este plan representa un cambio notable en la aplicación de la desnaturalización, una herramienta legal que hasta ahora se utilizaba de manera excepcional y en un número muy reducido de casos.
Según la información reportada por el diario, USCIS ha instruido a sus oficinas regionales a iniciar entre 100 y 200 procesos de desnaturalización cada mes durante el año fiscal 2026.
Esta cifra representa un incremento alarmante en comparación con el promedio histórico observado entre 1990 y 2017, cuando apenas se registraban alrededor de 11 casos anuales.
La estrategia es parte de lo que la administración califica como una ofensiva contra el fraude en el sistema migratorio, enfocándose especialmente en aquellas personas que, supuestamente, habrían obtenido la ciudadanía de manera irregular.
Un portavoz del USCIS confirmó al medio que la política no es secreta y que la agencia está priorizando los casos en los que existan indicios de fraude en la adquisición de la ciudadanía, en particular durante la administración anterior.
El documento interno no aclara de manera precisa los criterios que se utilizarán para determinar qué casos serán considerados fraudulentos, lo que ha generado preocupación entre expertos y exfuncionarios.
Cabe destacar que la legislación estadounidense permite revocar la ciudadanía naturalizada cuando se prueba que fue obtenida mediante fraude o alteración de información relevante, aunque este mecanismo se ha reservado para situaciones extremas, como crímenes de guerra o fraudes graves debidamente documentados. Analistas advierten que el nuevo enfoque representa una ampliación sin precedentes de esta práctica.
El propio Trump ha manifestado en varias ocasiones su interés en revocar la ciudadanía a personas naturalizadas. A principios de diciembre declaró ante la prensa que “delincuentes entraron al país y se naturalizaron”, insinuando que esto ocurrió bajo el gobierno de Joe Biden, aunque sin aportar pruebas.
En ese momento, dijo no estar seguro de si tenía la autoridad para hacerlo, pero que si tuviera esa facultad, quitaría la nacionalidad a los inmigrantes delincuentes, sin dudarlo.
Estas medidas se inserta en una política migratoria más amplia promovida por Trump desde su regreso al poder, que incluye ampliaciones en las restricciones de viaje, congelaciones de solicitudes de visas y residencias, y un endurecimiento general del sistema migratorio.
