Foto: Archivo CN360
Unas 24 personas fueron arrestadas en una operación antidrogas en La Habana, donde se incautaron cerca de un millón de dosis del peligroso “químico” antes de que pudieran ser distribuidas en la isla.
Este químico es actualmente una de las drogas más consumidas en el país, según las autoridades; sus efectos son muy perjudiciales para la salud, además de ser altamente adictivo y relativamente económico en las calles.
Según el informe oficial, el núcleo de las operaciones del grupo se encuentra fuera de Cuba, desde donde se coordinaban la producción y distribución de esta droga ilegal. Al menos un cubanoamericano estaría involucrado en la introducción de los productos a través del Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana.
Los municipios de la capital donde la actividad del grupo fue más intensa son San Miguel del Padrón, Regla y Diez de Octubre, según el Ministerio del Interior.
La droga era introducida en forma gelatinosa en paquetes y envases de yogurt, gelatina, medicamentos y suplementos alimenticios. Posteriormente, utilizando otros productos como acetona, se impregnaban los elementos químicos en papel.
Las 24 personas ya están siendo procesadas por las autoridades judiciales correspondientes, y en el momento de su arresto, se les confiscaron varios medios de transporte y alrededor de 11 millones de pesos cubanos que supuestamente iban a ser sacados de Cuba.
El Ministerio del Interior también indicó que compartió la información necesaria con el gobierno de Estados Unidos para facilitar la extradición de los cubanos implicados en el tráfico de drogas descubierto. Sin embargo, las autoridades cubanas aseguran que han hecho solicitudes similares en otras ocasiones sin recibir respuesta de Washington.
El químico en Cuba, la droga hija de la crisis
La proliferación de la droga conocida como “el químico” se ha convertido en uno de los signos más alarmantes del deterioro social que enfrenta Cuba. Esta sustancia sintética, de composición incierta y altamente tóxica, ha comenzado a circular con eficacia en varias provincias, afectando especialmente a jóvenes y personas en situaciones vulnerables. Su bajo costo y facilidad de distribución han contribuido a una rápida propagación que ya preocupa a familias, médicos y comunidades enteras.
A diferencia de otras drogas, “el químico” no sigue un patrón estable: cada dosis puede contener una mezcla diferente de compuestos químicos, muchos de los cuales están diseñados para imitar y potenciar los efectos del cannabis.
Esta imprevisibilidad ha llevado a un aumento de episodios de psicosis, convulsiones, pérdida de conciencia y comportamientos violentos, con ingresos hospitalarios frecuentes y daños neurológicos persistentes, incluso con consumos breves.
Este fenómeno no puede separarse del contexto crítico que vive el país. Los apagones prolongados, la escasez, la falta de expectativas y el desgaste emocional han creado un ambiente propicio para el consumo de sustancias que ofrecen una evasión rápida de la realidad. En este escenario, “el químico” se presenta como una alternativa barata y accesible, aunque con consecuencias devastadoras para la salud física y mental.



