Foto: Archivo CN360
Una joven de 17 años perdió la vida tras ser apuñalada por su pareja el 5 de diciembre, en su hogar ubicado en el asentamiento rural de Finca Alcancía, municipio de Jovellanos, provincia de Matanzas.
La víctima, identificada como Heidi García Orosco, era estudiante de bachillerato y aún llevaba puesto su uniforme escolar durante el ataque, según informaron las organizaciones feministas Alas Tensas (OGAT) y YoSíTeCreo en Cuba (YSTCC).
El crimen tuvo lugar a plena luz del día, alrededor de las dos de la tarde, dentro de la vivienda familiar. Según los informes verificados por OGAT y YSTCC, el presunto agresor, quien era el novio de la víctima, huyó tras el ataque. Fue su propio padre quien lo encontró y lo entregó a las autoridades horas después, en medio del impacto que causó el suceso en la comunidad.
“La comunidad y la familia, especialmente su madre, están profundamente afectadas por la pérdida de una adolescente muy querida en su entorno”, expresó Ileana Álvarez, directora del OGAT. El feminicidio de Heidi, ocurrido en un espacio que debería ser seguro, pone de manifiesto una realidad cada vez más común en el país: el hogar como epicentro de la violencia extrema contra las mujeres.
Los datos más recientes del Observatorio de Género Alas Tensas indican que el 55,4% de los feminicidios registrados en 2024 ocurrieron en viviendas, muchas de las cuales eran compartidas con los agresores. El caso de Heidi se enmarca dentro de este patrón de feminicidio íntimo, donde las víctimas jóvenes quedan atrapadas en dinámicas de violencia en su entorno doméstico, sin mecanismos de protección efectivos.
Además, este crimen se suma a la alarmante cifra de feminicidios en Cuba en 2025. Hasta el 8 de diciembre, OGAT y YSTCC habían confirmado 43 feminicidios en todo el país, así como 11 intentos frustrados y tres casos que aún están bajo investigación. La mayoría de las víctimas eran mujeres entre 15 y 45 años, lo que evidencia la vulnerabilidad específica de este grupo etario ante la violencia machista.
Las organizaciones feministas que verificaron el caso reafirmaron su compromiso con la vigilancia ciudadana y la denuncia pública. “¡Ciudadanía, denunciar estos crímenes no es delito!”, enfatizó Alas Tensas, haciendo un llamado a no silenciar estos hechos y a ejercer presión desde la sociedad civil para que se implementen políticas públicas de prevención, atención integral a las víctimas y justicia efectiva.



