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Texto: Fede Gayardo
La práctica del Son cubano ha sido incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, luego de la votación del Comité de la UNESCO reunido en Nueva Delhi, India. Esta información fue confirmada por la agencia EFE, que resaltó el impacto cultural de una expresión que es inseparable de la vida social en la Isla.
Desde la capital india, Sonia Virgen Pérez, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba, expresó su alegría por el anuncio. “Estamos celebrando con profundo orgullo la decisión del Comité de inscribir la práctica del son cubano en la lista representativa de la UNESCO, un reconocimiento que honra la creatividad, la memoria colectiva y la vitalidad de nuestras comunidades en tiempos tan difíciles para nuestro país”, declaró al medio español mencionado.
El Instituto Cubano de la Música (ICM) también dio su respuesta, indicando que la candidatura contó con “un amplio y detallado expediente” elaborado por los propios cultores del género, junto a especialistas del instituto, del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, del Consejo Nacional de Casas de Cultura y del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.
El ICM enfatizó que esta nueva declaración reafirma el compromiso del estado con la conservación del patrimonio cultural cubano y recordó que el género sigue teniendo una presencia activa en celebraciones, peñas, barrios y festividades en todo el país.
Además, subrayó que la decisión representa un “reconocimiento a todos los soneros del mundo y a tantos portadores que han mantenido viva y activa una de las tradiciones más sólidas del patrimonio cultural nacional”. Es un homenaje internacional a un género que, más que música, sigue siendo un símbolo de la memoria y el latido cultural de Cuba.
Con esta inclusión, el Son se une a otras prácticas tradicionales cubanas que han recibido la distinción de la UNESCO, como la Rumba, el Punto Cubano, la Tumba Francesa, las Parrandas del centro del país y el Bolero.
El Son, que nació en el oriente de la Isla y se formó a partir de la fusión entre raíces africanas e hispanas, se ha consolidado con el tiempo como un pilar del paisaje sonoro nacional. Su expansión en la década de 1920, impulsada por la llegada de la radiodifusión, lo llevó más allá de sus comunidades de origen. En 2012, ya había sido reconocido internamente como Patrimonio Cultural de la Nación.
