Foto: RRSS
Texto: Fede Gayardo
La ofensiva contra las drogas sintéticas en Cuba volvió a dejar resultados esta semana en Ciego de Ávila, donde dos hombres fueron arrestados tras ser sorprendidos vendiendo el conocido “el químico”, según informó una fuente vinculada al Ministerio del Interior (MININT).
La preocupación en torno a esta sustancia, también conocida como “papelito”, no deja de aumentar; su circulación se expande a un ritmo acelerado y afecta de manera especialmente agresiva a adolescentes y jóvenes.
Los detenidos, identificados como Yan Miguel Salinas y Juan Miguel Chinea por el perfil Avileños de Corazón en Facebook, fueron interceptados mientras operaban en plena vía pública. La misma fuente relató que “se les trancó el dominó, la policía los interceptó en la calle realizando sus fechorías”, y aclaró que uno de ellos intentó escapar a la carrera, aunque fue reducido por los agentes.
El reporte publicado en redes no profundizó en las circunstancias del arresto ni detalló la cantidad de droga incautada, pero sí expresó un severo reproche moral hacia los implicados: “No tienen una gota de sentimientos, su único objetivo es hacer dinero a cualquier costo”.
La publicación provocó decenas de comentarios solicitando castigos más severos para la venta y tenencia de estupefacientes, especialmente de “el químico”, una sustancia de alto riesgo que causa efectos neurológicos extremos incluso después de un solo consumo.
Este nuevo caso se presenta en un contexto de escalada nacional que las autoridades no logran controlar. A pesar de que el MININT ha intensificado los controles, ampliado operativos y endurecido penas, el tráfico de cannabinoides sintéticos continúa expandiéndose.
Las cifras oficiales lo corroboran: a mediados de septiembre se reportaron más de 1.500 arrestos desde enero por delitos relacionados con drogas; además, se habían confiscado 81 kilos de narcóticos, 11.000 plantas, 23.000 semillas, cinco armas de fuego, múltiples bienes asociados a estas actividades y se habían desmantelado cinco redes de tráfico.
La estrategia del gobierno combina acciones policiales con una ofensiva judicial que busca imponer sanciones ejemplarizantes. En ese esfuerzo, el Tribunal Supremo aprobó a mediados de año un dictamen que incrementa las condenas para quienes posean o distribuyan drogas sintéticas, consideradas entre las más tóxicas del mercado ilícito.
Sin embargo, el fenómeno no parece disminuir. Los registros, las incautaciones y los informes en redes reflejan un panorama cada vez más complejo y una juventud especialmente vulnerable ante sustancias que se venden de forma discreta, a bajo costo y con un alto potencial adictivo.
La crisis se produce, además, en un país donde el sistema de salud pública enfrenta un serio deterioro, con hospitales sin insumos, escasez de medicamentos esenciales, infraestructura dañada y una plantilla médica reducida.
Bajo esas condiciones, la atención a los efectos físicos y psiquiátricos de “el químico” se vuelve aún más difícil, dejando a muchas familias sin respuestas y a los profesionales de la salud sin herramientas para enfrentar una emergencia que crece más rápido que la capacidad del Estado para contenerla.



