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El Gobierno de Bélgica ha anunciado el cierre de su embajada en La Habana, una decisión que forma parte de una extensa reestructuración de su red diplomática internacional. Esta noticia ha generado sorpresa en el cuerpo diplomático cubano y representa un cambio significativo en las relaciones bilaterales.
El cierre no será inmediato; se implementará entre 2026 y 2027, según lo confirmado por el ministro de Asuntos Exteriores belga, Maxime Prévot.
Esta medida se enmarca dentro de una exhaustiva revisión de la presencia diplomática de Bélgica a nivel global, la más profunda en más de diez años. Como resultado, se eliminarán ocho misiones diplomáticas, incluida la de Cuba, mientras que otras veinte serán reforzadas, y se abrirán cinco nuevas sedes en regiones consideradas estratégicas.
El objetivo declarado es “adaptar la diplomacia belga a un entorno internacional más exigente”, optimizando recursos y creando equipos móviles de diplomáticos que puedan actuar con agilidad ante crisis o necesidades específicas.
A pesar de que el Gobierno belga ha señalado que este cierre “no disminuye la importancia” de sus relaciones con Cuba, sí implica una reconfiguración esencial en la manera en que ambos países interactúan a niveles político, económico y consular.
Tras el cierre, se prevé que los servicios consulares para ciudadanos belgas residentes o de paso por la isla sean atendidos por una embajada regional o por misiones temporales, aunque el Ministerio de Exteriores aún no ha aclarado los detalles logísticos.
La embajada de Cuba en el Reino de Bélgica emitió un comunicado expresando “sorpresa y decepción” ante el anuncio, indicando que esta decisión no se alinea con el nivel de cooperación existente entre ambos países.
Aunque no se mencionaron posibles medidas recíprocas, el tono del mensaje sugiere que la decisión se ha recibido como un retroceso en las relaciones diplomáticas.
Este anuncio belga se suma a una tendencia reciente entre varios países europeos que han decidido reducir su presencia física en La Habana, motivados por ajustes presupuestarios, cambios en prioridades exteriores o revaluaciones del impacto diplomático. Por ejemplo, los Países Bajos también comunicaron hace unos meses el cierre de su embajada en Cuba como parte de un recorte del 10% en su red exterior.
Recientemente, la embajada de Ucrania en Cuba también cerró, aunque en este caso, las razones fueron un descontento manifiesto por parte de la nación euroasiática respecto a La Habana.



