Foto: RL Hevia
En Cuba, las tarjetas Clásica y Tropical se han afirmado como los principales métodos de pago en divisas para realizar adquisiciones en tiendas que operan exclusivamente en moneda extranjera.
La principal diferencia entre ambas, aunque en esencia son similares, radica en que la tarjeta Clásica es emitida por FINCIMEX, que forma parte del conglomerado militar Gaesa; mientras que la tarjeta Tropical es una tarjeta prepago en dólares emitida por el Banco de Crédito y Comercio, destinada a compras en tiendas de MLC y en comercios que aceptan pagos electrónicos en divisas.
La tarjeta Clásica permite realizar pagos en terminales POS y llevar a cabo operaciones digitales a través de Transfermóvil y EnZona. Aunque no permite retiros de efectivo, su recarga puede hacerse en efectivo mediante depósitos en dólares u otras divisas autorizadas, con un cargo fijo por operación.
Esta tarjeta también permite recargas mediante transferencias desde el exterior, sin límite en el importe, y recientemente se introdujo la posibilidad de transferir saldo entre tarjetas Clásica dentro del sistema, ampliando así el rango de «posibilidades» de uso.
Además, existe una variante empresarial de este método de pago que permite un mayor número de operaciones y que se recarga mediante transferencias internacionales o depósitos en instituciones financieras designadas.
Por otro lado, la tarjeta Tropical se ofrece con un importe mínimo inicial y una comisión por emisión, y puede recargarse con depósitos en efectivo en dólares y otras monedas aceptadas por la banca cubana, aplicándose el tipo de cambio oficial del día -el del Estado- cuando sea necesario.
Asimismo, permite recibir transferencias del exterior sin límites máximos y no establece topes mínimos para recargas posteriores, lo que la convierte en un instrumento flexible para quienes tienen acceso a divisas.
A pesar de sus diferencias, ambas tarjetas están integradas en plataformas móviles que permiten la consulta de saldo y el pago en línea, un avance que ha ampliado su uso y ha facilitado las operaciones para un segmento de la población que depende de los pagos electrónicos en divisas. Sin embargo, esto evidencia la creciente presión por captar dólares dentro de un sistema económico aún marcado por la dualidad (o más) monetaria.
En un país donde las opciones de pago continúan evolucionando al compás de la disponibilidad de divisas, las tarjetas Clásica y Tropical han surgido como un intento de modernización en medio de profundas limitaciones económicas.
Aunque su uso no soluciona los desafíos estructurales del sistema financiero cubano, sí proporciona una ventana —modesta, pero concreta— hacia formas más ágiles de gestionar las compras en un entorno cada vez más condicionado por la moneda dura.



