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Un derrumbe que ocurrió en La Habana Vieja durante las primeras horas de la madrugada del 16 de noviembre dejó un saldo de dos personas fallecidas, según informó el periodista Lázaro Manuel Alonso, directivo del Sistema Informativo de la Televisión Cubana.
Las víctimas han sido identificadas como Carlos Fidel Sánchez Díaz, de 38 años, y Sara Paula Díaz, de 64 años, ambos madre e hijo, quienes perdieron la vida en el lugar de los hechos.
El incidente sucedió en la calle Compostela # 568, entre Muralla y Sol, en el consejo popular Belén de La Habana Vieja. Según el reporte oficial, el colapso se produjo en el segundo piso del edificio, lo que resultó en el derrumbe y la muerte de ambos individuos mencionados.
No es el primer derrumbe que ha causado luto en la ciudad este año. A comienzos de septiembre, otro edificio, no muy lejos del que colapsó esta madrugada, también se derrumbó, dejando al menos un muerto. Asimismo, en julio, se registraron dos derrumbes que resultaron en cuatro fallecidos, entre ellos una niña de 7 años.
Derrumbes en La Habana
Los derrumbes en La Habana se han convertido en un fenómeno habitual que ilustra el severo deterioro de la infraestructura habitacional de la capital cubana. En localidades como La Habana Vieja, Centro Habana o Diez de Octubre, los colapsos tanto parciales como totales de edificios antiguos han dejado de ser eventos aislados y se han transformado en una de las emergencias urbanas más críticas del país.
La raíz del problema se halla en un parque inmobiliario envejecido. La mayoría de los edificios afectados son construcciones coloniales o republicanas. El clima también tiene un papel fundamental; las fuertes lluvias, los frentes fríos y la alta humedad debilitan aún más inmuebles que ya se encuentran en mal estado.
Detrás de cada derrumbe hay narrativas de personas que pierden todo en cuestión de segundos: familias que viven con miedo, niños que crecen en edificios apuntalados y ancianos que no pueden abandonar sus hogares por falta de opciones. Los derrumbes no solo destruyen estructuras; afectan directamente la vida cotidiana de miles de habaneros que viven en condiciones de extrema vulnerabilidad.
La Habana es una de las ciudades más antiguas del continente, y su valor patrimonial es incalculable. No obstante, tras las fachadas restauradas para el turismo, se esconde un entramado urbano que se está desmoronando.
La capital cubana requiere urgentemente de intervenciones profundas en su infraestructura. Sin embargo, la crisis económica, la escasez de recursos, la migración de la mano de obra calificada y la ineficiencia institucional han retrasado las soluciones necesarias.



