Foto: RL Hevia
A pocas horas del comienzo del Campeonato Mundial de Voleibol de Playa en Adelaida, las dos parejas cubanas se preparan para una cita que promete alta competitividad y encuentros impredecibles del 14 al 23 de noviembre próximos.
La dupla principal, conformada por Jorge Luis Alayo y Noslen Díaz, llega con un año de resultados sólidos, incluyendo un oro en el Elite 16 de Playa del Carmen y una plata en Río de Janeiro. Sin embargo, según la página especializada Cuban Spike, no sería apropiado considerarlos entre los favoritos para subir al podio.
Por ahora, Alayo y Díaz deben dominar su grupo clasificatorio F, donde debutarán este viernes ante la modesta representación de Benin, compuesta por Yacoubou y Tohouegnon. Dos días después se enfrentarán a los neozelandeses Fuller y O´Dea, y concluirán la etapa regular contra los portugueses Pedrosa y Campos el día 17.
A pesar de ello, la verdadera preocupación de los olímpicos cubanos está en el resto de las llaves, repletas de potencias que han monopolizado los podios de cualquier evento internacional en el último lustro.
Noruega, liderada por Mol y Sorum, se presenta como favorita para el título. Los vikingos, que han ganado tres oros en la temporada de Elite 16, mantienen su estatus de referencia global, aunque ya no parecen invencibles. Los cubanos les han ganado en una ocasión, pero enfrentarlos en las etapas iniciales sería un verdadero desafío para cualquier aspiración caribeña.
Otro gran reto lo representa el tándem catarí de Cherif y Ahmed Tijan, quienes llegan en su mejor forma tras recientes victorias en Gstaad, Río y Newport. Cuba ya los sufrió en la final del Elite de Río, donde sucumbieron en un tiebreak que dejó una cuenta pendiente.
Por su parte, Suecia también se presenta con dos parejas destacadas. Åhman y Hellvig, campeones en París 2024, buscan redimirse después de un año repleto de lesiones, mientras que Holting Nilsson y Andersson, con apenas 20 y 21 años, irrumpen como la nueva sensación del circuito.
No se pueden subestimar a los veteranos brasileños Evandro y Arthur Lanci, un dúo que combina potencia y experiencia, aun siendo un enigma para los cubanos, aunque la revancha se mantiene en el horizonte.
En esta misma página, aparece la República Checa, campeona mundial vigente con Perusic y Schweiner. A pesar de un año irregular, su experiencia en torneos y su historial los mantiene en la conversación.
En medio de este panorama, Alayo y Díaz emergen como la esperanza latinoamericana más peligrosa fuera del eje Brasil-Catar. Su estilo agresivo y su conexión dentro de la cancha los posicionan como candidatos a romper la norma y colarse entre los grandes. La duda radica en su consistencia y en la capacidad para mantener su nivel ante rivales experimentados en finales.
La segunda pareja cubana apenas aspira a ganar experiencia, sin resultados que respalden expectativas mayores. Su clasificación fue sorpresiva y, en principio, simbólica.
El camino hacia el podio será arduo, pero no imposible. Cuba ha demostrado que puede competir con los mejores, incluso sin los recursos de las potencias. Si les favorece el cruce y logran mantener su ritmo, podrían, potencialmente, alcanzar una hazaña inédita. Adelaida podría ser el punto de quiebre entre la promesa y la consagración.



