Foto: Archivo CN360
Iván García Pérez, un cubano de 26 años, tenía un sueño claro: convertirse en enfermero en Estados Unidos. El 7 de noviembre, recibió la autorización para presentar el examen NCLEX, el último obstáculo para obtener su licencia profesional. Sin embargo, esa misma tarde, fue arrestado sin previo aviso por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) durante una cita rutinaria en Miramar, Florida.
La detención de este joven cubano, que había llegado legalmente al país y estaba bajo libertad supervisada con estatus migratorio I-220A, ha generado una fuerte indignación entre sus compañeros de clase, familiares y miembros de la comunidad universitaria del sur de la Florida. “Iván solo ha estudiado y se ha sacrificado. Es un ejemplo de lo que significa hacer las cosas bien”, declaró su primo, Rubén Enrique Banegas Pérez.
Desde entonces, sus compañeros de la Miami Regional University han levantado la voz en protesta. En un video compartido en redes sociales, claman por su liberación inmediata y denuncian lo que consideran una detención arbitraria. La familia enfatiza que no hay antecedentes penales ni violaciones migratorias. “No comprendemos cómo esto puede suceder. Hoy está asustado, lejos de su familia, y nosotros estamos devastados”, afirmó Banegas en un mensaje destinado al periodista Mario J. Pentón.
Iván contaba con todos sus documentos en orden, afirman sus allegados. Su estatus I-220A, que le permitía permanecer en el país mientras se resolvía su situación migratoria, ha sido respetado desde su llegada. No obstante, esta misma categoría que lo protegía se ha convertido en una trampa para miles de cubanos como él, quienes viven bajo la constante amenaza de deportación.
El abogado de inmigración Willy Allen ha alertado sobre los riesgos del I-220A. Aunque existe la posibilidad de que eventualmente se reconozca como un parole, permitiendo a muchos acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, esta vía aún no es clara. Mientras tanto, se han reportado ya deportaciones de cubanos con I-220A, incluso sin órdenes finales de expulsión.
La situación de Iván García revela esa zona gris legal donde la esperanza y la incertidumbre coexisten. Su arresto no solo interrumpió su camino profesional, sino que lo colocó al borde de un regreso forzado a un país que dejó en busca de una vida digna. “Pedimos justicia y humanidad. Él solo desea contribuir al sistema de salud de este país que tanto ama”, enfatiza su primo.
A la espera de una resolución, la historia de Iván ilustra el drama de miles de cubanos que, aun cumpliendo con las reglas, viven al borde del abismo. Jóvenes que han apostado por el estudio, el esfuerzo y el trabajo honesto, y que ahora enfrentan un sistema que los trata como si fueran una amenaza.
Estimado Sr. Mario J. Penton:
Mi nombre es Rubén Enrique Banegas Pérez, y me dirijo a usted con el corazón en la mano para solicitar su ayuda y apoyo como periodista y defensor de nuestra comunidad cubana. Hoy enfrentamos un momento de profunda angustia: mi primo, Iván García Pérez,… pic.twitter.com/TMunzN6uvG
— Mario J. Pentón (@MarioJPenton) November 7, 2025



