Sistemas de paneles solares en Cuba: ¿una alternativa para los cortes de energía?

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Foto: RL Hevia

Texto: Fede Gayardo

Frente a los apagones que superan las 20 horas diarias y un Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en total crisis, cada vez más cubanos buscan soluciones para mantener iluminados sus hogares. La crisis energética en Cuba ha evidenciado la fragilidad del SEN, afectado por centrales antiguas, escasez de combustible y un mantenimiento insuficiente para satisfacer la demanda.

El uso de plantas eléctricas de gasolina o diésel, que antes era una opción temporal, se ha vuelto insostenible debido a la falta de combustible en las estaciones de servicio. En este panorama, la energía solar fotovoltaica se ha perfilado como una alternativa viable para quienes pueden permitírselo.

Los sistemas de paneles solares ofrecen una forma de generar electricidad de manera independiente, disminuir la dependencia de la red nacional y asegurar, al menos, el funcionamiento básico del hogar durante los apagones.

Instalar un sistema solar doméstico requiere una combinación de equipos que operen en conjunto. Los paneles solares son el núcleo del sistema, ya que capturan la radiación solar y la convierten en energía eléctrica. Esta energía se canaliza a través de un inversor, que transforma la corriente continua en corriente alterna, la cual es utilizada por la mayoría de los electrodomésticos.

La electricidad generada se almacena en baterías de litio, que son capaces de conservar energía para las horas nocturnas o los días nublados. Un controlador de carga regula el flujo eléctrico hacia las baterías, protegiéndolas de sobrecargas o descargas completas. Finalmente, la estructura de montaje y el cableado garantizan la seguridad del sistema y su instalación estable, generalmente en los techos.

El costo de un sistema completo depende del tamaño, la calidad y la procedencia de los equipos. Un sistema de 3 kW, adecuado para una vivienda promedio en Cuba, tiene un precio que oscila entre 8.500 y 13.500 dólares, incluyendo las baterías de almacenamiento. Sin embargo, quienes eligen componentes más económicos pueden reducir el gasto a aproximadamente 4.000 dólares.

Desglosando los costos, los paneles solares representan entre 1.500 y 3.000 dólares, el inversor ronda entre 1.000 y 1.500, las baterías cuestan entre 5.000 y 7.000, y el resto de componentes (cables, estructuras y controladores) puede agregar entre 1.000 y 2.000 más.

Un sistema de este tipo puede generar entre 12 y 15 kWh diarios, suficiente para cubrir las necesidades básicas del hogar. Por ejemplo, permite encender hasta 10 bombillas LED de 10 W, operar una nevera de 250 W durante varias horas, hacer funcionar un televisor de 150 W por algunas horas al día y mantener ventiladores domésticos encendidos gran parte del tiempo.

Sin embargo, su capacidad no es suficiente para equipos de alto consumo como aires acondicionados o estufas eléctricas, que requerirían sistemas más potentes, de 5 a 10 kW, y, por lo tanto, más costosos.

Una de las ventajas de estos sistemas es su bajo mantenimiento. Solo es necesario limpiar los paneles periódicamente para conservar su eficiencia y revisar las baterías cada pocos años. Su durabilidad es notable; en general, los paneles pueden funcionar entre 20 y 30 años, mientras que las baterías de litio suelen mantener su rendimiento durante una década o más.

En un país donde la incertidumbre eléctrica predomina, los sistemas solares se han convertido en un símbolo de autosuficiencia y estabilidad doméstica. A pesar de su elevado coste, representan para algunos la única forma de escapar, al menos en parte, de los apagones que paralizan la Isla.

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