Viceministro cubano busca manifestarse por los cortes de luz en su hogar.

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Texto: Hugo León

Foto: Archivo CN360

La declaración de un alto funcionario gubernamental acerca de su propia experiencia con apagones frecuentes posee profundas implicaciones simbólicas y políticas. Este reconocimiento subraya que los apagones constituyen un grave problema, además de situarlo en los límites del discurso oficial al señalar que las quejas de la población no provienen únicamente de la oposición.

Se trata de los comentarios del viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, quien en una reciente entrevista afirmó que, cuando su familia experimenta apagones, también siente deseos de protestar.

No obstante, Fernández de Cossío aclaró que, aunque considera legítimo el descontento de la gente, rechaza acciones como el cierre de calles o el bloqueo de vías, las cuales calificó de “ilegítimas” y afirmó que no contribuyen a solucionar el problema.

Si realmente el viceministro padece los apagones en su hogar es tema para otro análisis. Por ahora, es relevante señalar que entre sus argumentos se encuentra una vez más el relato sobre la injerencia extranjera y la deslegitimación de las manifestaciones populares, sin importar la razón que motive a los cubanos a salir a las calles.

Primero, porque según el funcionario existe una “maquinaria financiada desde EE.UU.” que incentiva las protestas, lo que desestima las movilizaciones populares como acciones espontáneas de los ciudadanos. En segundo lugar, sitúa las protestas como algo proveniente del exterior y no como resultado de las reales necesidades internas de los cubanos en pleno 2025.

Por otro lado, el viceministro subrayó que los apagones ocurren en todo el mundo. Sin embargo, no mencionó que en Cuba son tan prolongados y frecuentes que es difícil afirmar que la isla cuenta realmente con un suministro estable de energía, algo que a nivel mundial se considera un logro del siglo pasado.

Su declaración, comentada por varios internautas en redes sociales, trae a la memoria las palabras de Ricardo Alarcón, quien hace años trató de justificar problemáticas muy propias de Cuba con afirmaciones que la historia refutó.

Donde Fernández de Cossío se alineó completamente con el discurso estatal fue al momento de buscar un responsable por la situación actual de Cuba: el viceministro atribuyó la grave crisis de la isla al embargo norteamericano.

Según sus declaraciones, Estados Unidos está intentando aislar a Cuba de la economía mundial, lo que hace que sea extremadamente difícil sostenerse, ya que EE.UU. es la economía más poderosa del mundo y tiene la capacidad de amenazar y presionar a otros gobiernos que mantengan vínculos con Cuba.

En conclusión, entre apagones y discursos, el viceministro dejó claro que la oscuridad se siente no solo en los hogares cubanos, sino también en el relato oficial que insiste en buscar las causas en el exterior.

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