Foto: Cooperativa / X
Cuba se despidió del Mundial Sub-20 de la FIFA al caer 1-3 ante Australia este sábado, pero lo hizo dejando una marca indeleble en la historia del fútbol en la isla caribeña.
Más allá de la eliminación, el equipo dirigido por Pedro Pablo Pereira logró la mejor actuación de una selección nacional en este tipo de torneos, demostrando evolución, carácter y una proyección prometedora para el futuro.
El enfrentamiento contra los campeones de Asia cerró la fase de grupos para los cubanos, quienes habían conseguido empatar con Italia y anotar en todos sus partidos, algo sin precedentes para la nación antillana.
Australia tomó la delantera rápidamente, con el primer gol de Max Caputo al minuto 21, y amplió su ventaja al 39’ gracias a Daniel Bennie, extremo del Queens Park Rangers inglés.
No obstante, Cuba no se rindió. En la segunda mitad, el delantero Alessio Raballo volvió a ser el protagonista, anotando al minuto 63. Antes, Caputo había marcado su doblete, definiendo así el resultado final de un partido en el que el arquero australiano evitó mayores daños ante la presión cubana.
Por primera vez, Cuba 🇨🇺 anotó en 3 partidos de un Mundial FIFA de cualquier categoría.
Con 4 GOLES en Chile 2025, Cuba 🇨🇺 logró su máxima cuota anotadora en un Mundial FIFA de categorías inferiores.
No lo duden ni un segundo:
SE HIZO HISTORIA 📚 pic.twitter.com/bFcmFLrsAs
— Deportes Andy Lans (@DeportesAndy) October 5, 2025
La actuación en este Mundial contrasta notablemente con el debut histórico de Cuba en la edición de 2013, celebrada en Turquía. En esa ocasión, el equipo nacional sufrió tres derrotas consecutivas —ante Corea del Sur, Nigeria y Portugal—, recibiendo nueve goles y anotando solo uno, obra de Maykel Reyes frente a los asiáticos.
Doce años después, la situación es muy diferente: cuatro goles a favor, un empate contra una potencia europea y una imagen competitiva que ilusiona a los aficionados.
El crecimiento del fútbol juvenil cubano se refleja también en la mayor presencia de jugadores formados en academias internacionales y en la solidez táctica demostrada durante el torneo.
Aunque el objetivo de avanzar a octavos no se logró, la percepción general es la de un equipo en formación, con bases reales para soñar con un futuro mejor.
Raballo, símbolo de entrega y orgullo, lo resumió al final del partido: “Por supuesto que me alegra marcar, pero hubiera preferido que el equipo ganara. Estoy orgulloso de mis compañeros; todos se entregaron al máximo”.
Cuba regresa a casa con más esperanza que tristeza. En esta Copa del Mundo no se clasificó, pero sí conquistó algo más valioso: el respeto internacional y la certeza de que el fútbol cubano tiene un presente y, sobre todo, un futuro.