Texto: Hugo León
Foto: El Funky – Facebook
El rapero cubano Eliecer Márquez Duany, conocido popularmente como El Funky, finalmente puede descansar de la incertidumbre: luego de meses de tensiones y un proceso migratorio lleno de obstáculos, logró obtener la residencia permanente en Estados Unidos.
Este desenlace llega tras su advertencia en mayo, donde mencionó públicamente que enfrentaba la posibilidad de ser deportado a Cuba, lo cual describió como “regresar al infierno”.
“Después de tanto esfuerzo, hoy celebramos la residencia. Soy residente americano y estoy feliz con este logro”, afirmó el artista en una entrevista con Telemundo 51, acompañado por su abogado Miguel Inda-Romero.
Hace unos meses, El Funky había compartido en redes sociales que tenía solo 30 días para abandonar el país o de lo contrario sería deportado. Según denunció, las autoridades cubanas habían creado antecedentes falsos para complicar su situación en EE.UU., lo que generó una ola de apoyo entre activistas y la comunidad del exilio cubano.
En el programa Destino Tolk, explicó que regresar a la isla equivaldría a una persecución, encarcelamiento y el fin de su libertad: “Me escapé del infierno, regresar sería como un suicidio”.
El abogado Inda-Romero celebró en redes sociales la resolución, destacando que representa un triunfo que va más allá de lo personal:
“Hoy no solo ganó El Funky, ganamos todos los que defendemos la libertad. Aunque celebre, lo hago con tristeza por los más de 1,150 presos políticos que permanecen en las cárceles de Cuba, especialmente tu hermano Maykel (Castillo, conocido como El Osorbo)”.
Recordó que la residencia fue inicialmente rechazada y se requirió apelar, reabrir el expediente y presentar un perdón hasta alcanzar un resultado favorable.
El Funky se ha convertido en un símbolo de resistencia tras su participación en la canción “Patria y Vida”, himno de las protestas del 11 de julio de 2021, que le otorgó dos premios Grammy y una proyección internacional como voz del Movimiento San Isidro.
Ese mismo año, viajó a Miami para asistir a los Latin Grammy y nunca regresó a la isla. Desde entonces, su activismo y su música lo mantuvieron bajo el escrutinio del régimen, mientras en Estados Unidos enfrentaba una dura batalla legal por su estatus migratorio.
Ahora, con la residencia en sus manos, asegura que podrá concentrarse en su futuro y el de su familia sin la amenaza de una deportación. “En Cuba solo me esperaban asedio, persecución y cárcel”, advirtió.