Texto: Hugo León
Foto: RRSS
Un descubrimiento inesperado en el Aeropuerto José Martí ha capturado la atención nacional: un oficial de la Policía devolvió a su dueño un portafolio que contenía cinco mil dólares y documentos personales, hallado en la Terminal 3 de la principal terminal aérea de Cuba.
El protagonista de este acto fue el primer suboficial Alexis Pérez, quien se encargó de asegurar el objeto perdido y siguió los protocolos correspondientes para este tipo de incidentes. Horas después, el propietario regresó al aeropuerto y recuperó sus pertenencias en perfecto estado, mostrando un claro alivio y gratitud hacia el agente.
El evento fue divulgado por perfiles estatales como un ejemplo de honestidad y compromiso dentro de las fuerzas policiales. Sin embargo, esto ocurre en un entorno caracterizado por las críticas de la ciudadanía ante el aumento de la violencia en el país.
No se trata de un hecho aislado. A principios de mes, otro agente devolvió aproximadamente 70 mil pesos cubanos y una cadena de oro que un pasajero había extraviado en la misma terminal aérea. Ambas acciones han recibido una amplia cobertura por parte de la prensa estatal, que se esfuerza en presentar estos gestos como una muestra de los valores del cuerpo policial.
En un contexto de crisis económica, inflación descontrolada y desabastecimiento, la devolución de montos significativos de dinero resulta sorprendente tanto para los viajeros como para los empleados del aeropuerto. Sin embargo, para muchos ciudadanos, estos gestos aislados contrastan con la percepción generalizada de un cuerpo policial cuestionado por su inacción ante los problemas de seguridad que afectan a la población.
