Foto: RRSS
Texto: Fede Gayardo
El 9 de septiembre de 2025, Apple dio a conocer la nueva familia de iPhone 17, que incluye el modelo estándar, las versiones Pro y Pro Max, además de un elegante iPhone Air ultra-delgado que añade un toque de distinción a la línea.
El evento fue espectacular, lleno de brillo, cifras impresionantes y promesas de rendimiento acelerado. Las preventas se movieron rápidamente en los principales mercados.
En cuanto a lo práctico, los nuevos dispositivos hacen hincapié en dos aspectos: un avance notable en potencia y en capacidades fotográficas. Los nuevos chips A19 (y sus variantes Pro) prometen un rendimiento superior en términos de inteligencia, así como en juegos exigentes. Las cámaras, que cuentan con sensores de mayor resolución y mejoras en el teleobjetivo y la captura simultánea, están diseñadas especialmente para creadores de contenido y para quienes buscan tomar fotos y videos de alta calidad con su móvil. Además, se incluye conectividad más rápida y mejoras en la batería y tiempos de carga, adaptadas para jornadas de uso intensivo.
El precio, como en ocasiones anteriores, es un factor crucial. En EE.UU., el precio de lanzamiento ronda los 799 USD para el modelo básico, mientras que el iPhone Air y los modelos Pro comienzan sobre los 900-1,200 USD, dependiendo de la versión y la capacidad de almacenamiento. Estos costos son la razón por la cual, aunque todos hablan de sus innovaciones, muchos consumidores sienten que se trata de un “lujo deseado”.
The wait is over. Introducing the new iPhone 17 Pro, iPhone Air, iPhone 17, Apple Watch Ultra 3, Apple Watch Series 11, Apple Watch SE 3, AirPods Pro 3, and more.
— Apple (@Apple) September 9, 2025
Considerando esto, y reconociendo que, incluso en otras naciones, estos teléfonos no son asequibles para todos, la situación se vuelve aún más compleja en Cuba. Con un salario promedio estatal que aún no cubre las necesidades básicas y teniendo en cuenta la conversión realista de ingresos a dólares, adquirir un iPhone 17 nuevo implicaría un ahorro de aproximadamente 49 meses (casi 4.1 años) del salario medio.
En el caso del iPhone Air, la espera se extiende a alrededor de 62 meses (5.1 años); y para los Pro, oscilaría entre 5.6 y 6.4 años de sueldo, si se paga en efectivo. En resumen, no es solo “caro”, sino prácticamente inalcanzable para la mayoría que vive solo de su salario estatal.
La imposibilidad de adquirirlo no es solo una cuestión numérica. Apple no cuenta con tiendas oficiales ni canales autorizados en la isla, lo que obliga a depender de viajeros, importadores informales o mercados paralelos, donde los precios tienden a ser aún más elevados.
Además, hay que considerar el acceso completo al ecosistema, a servicios en la nube, la posibilidad de compra y reparación con garantía internacional, y tarifas de datos accesibles, lo cual complica aún más el panorama por la logística y la dolarización de muchos servicios. Todo esto convierte al iPhone 17 en un objeto tanto deseado como problemático para quienes viven en Cuba.
Entonces, ¿qué opciones tiene la gente que quiere estar “a la última” sin hipotecar su casa? Las alternativas son siempre las mismas: remesas o ahorro en divisas, recibir el dispositivo desde el exterior a través de familiares o amigos, o elegir modelos reacondicionados de generaciones anteriores que satisfacen la mayoría de las necesidades. No se trata de glamour; es una cuestión de pragmatismo. El logo influencia, pero la funcionalidad es lo que realmente marca la diferencia.
El iPhone 17 es un recordatorio de que la tecnología avanza, al igual que las brechas económicas. Mientras Apple continúa dictando las tendencias globales con asombrosas cámaras y chips que parecen sacados de un laboratorio, la pregunta que persiste en Cuba es práctica: ¿cómo hacer para que estas innovaciones no sean solo un fenómeno, sino herramientas accesibles para el trabajo, el estudio y la creación?