Foto: Shutterstock
Texto: Fede Gayardo
Malena Jarrosay Almeida, una madre cubana de 26 años, ha desmentido de manera contundente la versión oficial proporcionada por la Dirección Provincial de Salud de Santiago de Cuba sobre la muerte de su hijo, Adniel Jesús Jarrosay Almeida, de cinco años.
La joven dio declaraciones al medio no estatal CubaNet Noticias, donde refutó cada punto del relato ofrecido por la autoridad sanitaria cubana.
De acuerdo con el comunicado de Salud Pública provincial, el fallecimiento, ocurrido el martes 2 de septiembre en el policlínico Carlos J. Finlay, en la comunidad de La Maya, se atribuye a una «intoxicación exógena» causada por la ingestión en el hogar de un paracetamol «caducado y no certificado». Sin embargo, Malena afirma al mencionado medio que eso no se alinea con lo que ella vivió y conoció.
La madre cuenta que la noche anterior, el niño se quejó de un leve dolor abdominal y de cefalea, por lo cual le administró media pastilla de paracetamol de producción mexicana y de la marca Portem, que se encontraba en su envase original, con el lote visible y fecha de caducidad en febrero de 2027.
“No estaba vencido, estaba nuevo”, enfatizó Malena, quien sufre de cáncer de paladar en estado avanzado y también es madre de dos niños de siete y diez años. Además, mostró el envase del medicamento al medio.
La versión de la madre agrega que administró la misma dosis a su sobrino de 11 años, quien también presentaba malestar, y que ambos experimentaron alivio sin reacciones adversas. Por la mañana siguiente, tras salir, el niño tomó un refresco y poco después vomitó y tuvo fiebre.
La familia llegó al policlínico alrededor de las 8:00 p.m., pero les indicaron que esperaran su turno mientras Malena controlaba la temperatura del niño. “Le dije a la enfermera: señora, tiene 40.9, pero nuevamente me pidió que me sentara”, relató Malena sobre una espera que superó los 30 minutos.
Cuando finalmente lo atendieron, le pusieron compresas frías, le administraron una inyección de dipirona y le indicaron realizar análisis de sangre, orina y una placa de rayos X. Pocos minutos después, se produjo la primera convulsión en el centro médico, lo que contradice la versión de Salud Pública que afirmó que el niño había convulsionado en su hogar.
Malena denuncia que su hijo sufrió ocho convulsiones en menos de una hora, y que durante parte de la atención, la doctora estaba distraída con su teléfono hasta que la situación se complicó.
“Le decía a la doctora que no lo veía bien, y ella me respondió que eso era normal, que después de un vómito y la fiebre, los niños se quedan sin energía. Pero mi hijo convulsionó y se orinó delante de ella. Ahí fue cuando se movió, porque antes estaba mirando Facebook en su teléfono”, denunció Jarrosay.
La familia, que tiene antecedentes de alergias a medicamentos, sospecha que la reacción pudo estar relacionada con la dipirona. Según sus testimonios, el deterioro en la salud del niño ocurrió tras la inyección.
Roberto Serrano, médico y vecino de La Maya, afirmó que “lo correcto hubiera sido administrar adrenalina, antihistamínico y, como última opción, un esteroide como profilaxis”. También mencionó que “el cuadro descrito bien pudo corresponder a un shock anafiláctico debido a la dipirona”.
Una pediatra con experiencia intentó revertir la situación, y de no haberlo logrado, lo siguiente hubiera sido intubar al niño; sin embargo, el policlínico carecía del equipamiento necesario. Aunque llegó una ambulancia para trasladarlo, Adniel entró en paro respiratorio y falleció poco antes del mediodía, cuando ya lo estaban preparando para el traslado.
El primo de 11 años, Yosnier Jarrosay Almeida, presentó síntomas similares. Sufrió un paro durante el traslado pero fue reanimado e internado en el Hospital Infantil Sur, donde se encuentra en cuidados intensivos con diagnóstico de neumonía bacteriana.
Esta tragedia plantea preguntas urgentes sobre la atención de emergencias en los centros del país. La familia de Adniel exige respuestas claras y acciones que eviten futuros desenlaces fatales, mientras esperan que las autoridades investiguen con transparencia y tomen medidas concretas para fortalecer la atención primaria en cada rincón de la Isla.