Foto: Cuba Noticias 360
Mientras los cubanos lidian con prolongados apagones y una creciente escasez de combustibles, la Empresa de Gas Licuado (Cupet) ha anunciado una convocatoria para arrendar varios de sus locales en La Habana, Artemisa y Mayabeque.
El propósito declarado es recuperar espacios subutilizados y atraer inversión, pero este anuncio ha generado inquietud en un contexto de emergencia energética.
La licitación abarca inmuebles ubicados en áreas residenciales y comerciales como Pueblo Textil en Bauta, Reparto Guiteras en Habana del Este, y el Reparto Palatino en el Cerro. Las entidades interesadas podrán presentar sus propuestas hasta el 5 de septiembre de 2025. La apertura de sobres está programada para el 8 de septiembre en la Unidad Notarial del municipio Habana del Este.
Lejos de generar entusiasmo, este anuncio coincide con un deterioro acelerado del sistema eléctrico. En varias provincias, los apagones superan las 18 horas diarias, y el acceso al gas licuado, que depende directamente de Cupet, se ha vuelto cada vez más irregular. La población, agotada por las colas y la falta de información, ha tenido que adaptarse como puede.
Según lo indicado por Cupet, los arrendadores deberán entregar los locales despejados en un plazo de tres días hábiles tras la firma del contrato. Además, los arrendatarios estarán obligados a cumplir con todas las normativas legales: licencias, acreditación de personal y notificación de reparaciones, entre otras responsabilidades.
Los espacios ofrecidos se localizan en: calle 365, entre 142 y 146, Bauta; Domínguez 551, entre Ermita y Ayestarán, Cerro; Santo Tomás 201, esquina Cepero, Palatino; Avenida 99 número 9616, Guanajay; y calle 21 número 2104, Reparto Guiteras. La empresa no ha especificado el tipo de actividades permitidas en dichos locales ni los montos de renta.
Para algunos analistas, esta licitación es parte de un movimiento más amplio del sector estatal para monetizar activos improductivos. Sin embargo, el contraste con la vida cotidiana de miles de familias sin energía y sin gas hace que esta medida parezca desconectada de las verdaderas prioridades del país.
La escasez de gas licuado ha provocado malestar en barrios donde este recurso es la única alternativa para cocinar. En algunas áreas de La Habana, por ejemplo, los retrasos en la distribución causan aglomeraciones y tensión, mientras que en el interior del país muchas personas ya han tenido que recurrir a métodos precarios para preparar sus alimentos.