FotoCollage: Otmaro Rodríguez | Facebook
Texto: Fede Gayardo
Centro Habana ha vuelto a mostrar una cara que muchos desearían que no existiera, un gran vertedero a cielo abierto ubicado en la calle Virtudes entre Consulado e Industria.
Las fotos del basurero, capturadas por Otmaro Rodríguez y compartidas en su perfil de Facebook, documentan la situación con crudeza, exactamente en el mismo lugar donde solía estar el antiguo Teatro Musical de La Habana.
Las imágenes no dejan dudas sobre el abandono y la insalubridad de las calles en Cuba, con contenedores desbordados, montones de desechos que invaden tramos de la vía y un hedor que, según los vecinos, lo impregna todo.
A pesar del foco de insalubridad, la vida urbana continúa, mientras los peatones sortean bolsas y restos, como si la normalidad se hubiera resignado a coexistir con la basura.
Este problema no es nuevo. La acumulación de residuos es un mal recurrente en la capital que, año tras año, se señala sin que aparezcan soluciones efectivas desde las autoridades correspondientes.
Figuras públicas también han intentado visibilizar la situación, como el humorista Rigoberto Ferrera, quien a través de sus redes ha mostrado otro vertedero, esta vez contiguo a la escuela primaria Miguel Fernández Roig.
Desde el ámbito académico, también han llegado advertencias. Gustavo Arcos, profesor de la Facultad de Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual, alertó en Facebook sobre la acumulación de desechos en el Vedado, a pocos pasos de La Rampa.
Arcos describió el panorama afirmando que “no es algo puntual. Toda la ciudad está llena de basura, moscas, ratas y pestilencia. Es en este momento un sello que identifica a la capital: las huellas del deterioro, la desidia y la parálisis de toda gestión administrativa.”
Las fotos de Otmaro, más allá de la simple denuncia sanitaria, sirven como metáfora de una ciudad que parece ahogarse entre residuos y abandono. Mientras tanto, la respuesta oficial sigue sin aparecer con la firmeza que exige la situación.
Para los residentes, la expectativa es clara y urgente. Se necesita limpieza, gestión efectiva y medidas que eviten que estos paisajes se normalicen. La Habana demanda acciones concretas; el clamor de las calles y las imágenes en Facebook lo recuerdan casi a diario.