Foto: Mazzantini Magazine | Instagram
Hace poco, la revista de humor gráfico y sátira política Mazzantini conmemoró su edición número 100 con la determinación de quien sabe que no hay vuelta atrás. “Sin Mazzantini no hay país”, afirmó su editor, Alen Lauzán, parafraseando un famoso lema revolucionario y asumiéndolo como su propia declaración de intenciones.
Desde su lanzamiento en septiembre de 2023, Mazzantini ha publicado semanalmente una edición que fusiona sátira política, humor mordaz y crítica social, siempre desde una perspectiva cubana, sin descuidar temas latinoamericanos y globales. Alcanzar el centenar de números resalta casi dos años de labor editorial inquebrantable.
En declaraciones a los medios, Lauzán calificó la edición 100 como una “bomba atómica”: con más páginas y contenido más contundente, funcionando como un compendio de todos los tópicos tratados hasta la fecha, desde la represión interna en la isla hasta la influencia de figuras como Putin, Maduro, Ortega, Petro o Trump.
Para su creador y editor principal, Mazzantini no solo es un referente histórico, humorístico y gráfico; también se erige como un testigo comprometido de la realidad cubana, una forma de narrar la historia a través de viñetas, caricaturas y frases satíricas que recordarán a las próximas generaciones este complejo periodo de la vida nacional.
A pesar de la disminución del humor gráfico a nivel mundial, debido a la prevalencia de memes gratuitos, la autocensura política y la apatía ciudadana, Mazzantini cuenta con un as bajo la manga: lo que Lauzán denomina “la brigada de respuesta gráfica”, un equipo de talentos compuesto por destacados artistas como Garrincha, Ramsés y Radiya, quienes no se inclinan hacia el choteo ni la burla vacía, sino hacia un humor inteligente que invita a la reflexión. Esa reflexión es precisamente lo que transforma cada edición en un documento cultural de resistencia y memoria.
Heredera de la rica tradición del humor gráfico cubano, que incluye publicaciones como Zig Zag, Dedeté o Melaíto, Mazzantini retoma el espíritu crítico de hace casi un siglo y lo actualiza en el contexto digital y global.
Lauzán califica esta edición 100 como un hito editorial y una advertencia para el poder; un número que reafirma la continuidad de un proyecto independiente y arriesgado que desafía la censura, al tiempo que proporciona un golpe visual a quienes intentan silenciar la crítica.
Seguir retratando las realidades cubana y latinoamericana, atraer seguidores que aprecien el humor gráfico como herramienta de análisis y mantener la coexistencia entre la risa y la esperanza de un futuro mejor para Cuba son algunos de los objetivos del equipo detrás de Mazzantini.
A pesar de los obstáculos —degradación del formato, menor atención pública, presión ideológica— Mazzantini mantiene viva la chispa. Con firmas destacadas como Garrincha, Radiya y Ramsés, y el toque irreverente de Alen Lauzán, la revista se consolida como un actor fundamental del humor gráfico cubano desde el exilio. Si la realidad cambia, aseguran sus creadores, estarán listos para plasmarla en el papel.