Fotografías: RL Hevia
Escrito por: Raúl del Pino
El exfutbolista hackeño no solo superó su propio récord anterior —que él mismo consideraba difícil de superar—, sino que lo hizo con una calma que solo se logra tras años de experiencia y talento afinado. Rodeado de amigos, entrenadores, testigos oficiales y curiosos, Erick se mantuvo infalible. La pelota subía y bajaba al ritmo de su frente, sin que el azar interfiriera.
«Fue extremadamente complicado, debido a las características de la pelota», reveló después. El rebote errático de la esfera requirió una concentración casi monástica, una especie de meditación en acción. Y como si esto no fuera suficiente, ya anunció su próximo reto: conseguirlo desde una posición sentada, un desafío que pondrá a prueba no solo su resistencia física, sino también su astucia y capacidad de adaptación.
Erick Hernández no solo juega al fútbol. Juega con él. Lo metamorfosea, lo reinventa, lo lleva a nuevas dimensiones. Su conexión con el balón ha trascendido lo deportivo: ha llegado a ser artística. Y cada nuevo récord, más allá de una cifra, representa una afirmación de principios: la excelencia puede envejecer, pero nunca se detiene.
