Foto: Kevin David Altuna Bravo / Facebook
Kevin David Altuna Bravo ha logrado captar la atención en las redes sociales gracias a lo que él mismo llama un “emprendimiento para los tiempos libres”. Este joven cubano de Cumanayagua, en la provincia de Cienfuegos, ha ideado una solución sencilla para enfrentar los apagones y la crisis energética que afecta a Cuba.
En una publicación en su cuenta de Facebook, compartió imágenes de su labor transformando electrodomésticos viejos y dañados en fogones. “Con solo una olla arrocera que encontré en el patio, unas latas, un poco de café y a poner tus manos y tu cabeza a trabajar”, comentó.
“Es una idea fantástica que ahorra una gran cantidad de carbón y en minutos tienes el almuerzo o la comida lista”, agregó, advirtiendo que los fogones que mostró no son únicamente para su uso, sino también los ha fabricado para ancianos en su comunidad, con el fin de facilitarles la cocina durante los cortes eléctricos”.
La publicación de Kevin, también compartida en el grupo Revolico Cumanayagua & Cienfuegos Cuba, ha suscitado reacciones variadas en las redes sociales. No es solo un acto de creatividad; muchos usuarios lo interpretan como un reflejo de la crisis estructural que atraviesa la isla.
«La inventiva no es una opción, es una necesidad», expresó un internauta. Otro fue más contundente: «Después de tantas décadas de promesas, seguimos cocinando como en el siglo XIX». Comentarios como estos evidencian la frustración de una parte de la población, que ve en estas soluciones rudimentarias una confirmación de un retroceso continuo.
Sin embargo, la precariedad que enfrentan los cubanos en años recientes no se limita a un caso aislado. En otra publicación que se hizo viral, una cubana mostró cómo hierve arroz utilizando una lata de cerveza y una vela como fuente de calor.
En Santiago de Cuba, una familia construyó un baño seco con materiales reciclados y principios de sostenibilidad. Mientras tanto, en Matanzas, un joven mecánico improvisó una batidora casera con piezas de ventiladores rotos, cables de auriculares y una batería de celular.
El medio citado también recuerda a otros usuarios con experiencias similares: el uso de tambores metálicos de antiguas lavadoras soviéticas como base para fogones de leña, o la fabricación artesanal de ventiladores con cartón y componentes de juguetes, como respuesta a los apagones prolongados.
Estos inventos caseros son más que ejemplos de ingenio individual; representan la adaptación forzada a una realidad caracterizada por la escasez de piezas, repuestos y servicios básicos. La crisis energética, el colapso del transporte público y el deterioro de la economía han transformado la creatividad popular en un mecanismo de supervivencia colectiva.