Funerales en Cuba: un sufrimiento adicional por el desamparo del gobierno.

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Foto: Diario Mayabeque

Dar el último adiós a un ser querido en Cuba se ha convertido en una experiencia desgarradora, no solo por el dolor de la pérdida, sino también por las condiciones en las que se lleva a cabo el proceso funerario.

En este contexto, un reportaje de la prensa estatal ha revelado con crudeza la situación en la funeraria San José, ubicada en San José de las Lajas, Mayabeque, y expone una realidad marcada por negligencias, carencias materiales y una deshumanización que duele incluso más que la muerte misma.

La tragedia inicia desde el primer instante. Según el informe de Radio Mayabeque, la gestión del traslado del cuerpo es descrita como una «carrera con obstáculos», tal como la califica la propia emisora. Con solo dos vehículos fúnebres disponibles para los once municipios de la provincia, las familias deben esperar horas o incluso días enteros para poder trasladar a sus fallecidos, enfrentando tanto el deterioro del cuerpo como la angustia de la espera.

El caos logístico es alarmante. El puesto de mando provincial, encargado de coordinar los traslados, opera desde la vivienda de una administradora debido a que su sede oficial se encuentra en ruinas. A esto se suma el absurdo de un coche Volga inactivo a causa de una deuda impaga del Estado con una Mipyme, lo que retrasa aún más los servicios en momentos críticos, según revela esta publicación.

Dentro de la funeraria, la falta de condiciones es evidente y humillante. La morgue muestra un deterioro alarmante y carece de la iluminación adecuada. Los ataúdes son improvisaciones mal ensambladas, con medidas inadecuadas y acabados rústicos. En algunos casos, los trabajadores se ven obligados a romper las tapas ante la mirada de los dolientes para poder insertar cristales, y luego las sellan “con lo que se pueda”, de acuerdo con testigos.

Capillas sucias, sin ventiladores, asientos o flores, es el escenario habitual en los velorios. Las floristerías estatales no ofrecen opciones, y la única alternativa es acudir a vendedores particulares, siempre que la familia pueda permitírselo. La cafetería del lugar, que en tiempos pasados brindaba apoyo durante el duelo, hoy se encuentra cerrada y abandonada.

Lo más impactante, sin embargo, no es únicamente la precariedad material, sino también la frialdad institucional. Además, los cementerios reflejan la misma desidia. En San José de las Lajas, escasean agua, drenaje e iluminación, y se han reportado robos de restos humanos y saqueos de bóvedas, añade el texto.

Esta situación no es un hecho aislado. A lo largo del país, se han documentado escenas de cuerpos transportados en camiones o carretillas, y familias que esperan más de doce horas para enterrar a sus seres queridos en condiciones indignas.

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