Texto: Hugo León
Foto: RL Hevia
“La masonería cuenta con una legislación extensa que abarca todos los aspectos de la vida fraternal, y posee los mecanismos necesarios para resolver las diversas situaciones que pueden surgir dentro de la misma”, declaró el ministro de Justicia, Oscar Manuel Silvera Martínez, al referirse a los recientes acontecimientos relacionados con la Gran Logia de Cuba.
En una entrevista con el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso, el titular enfatizó que las tensiones en torno a la elección del Gran Maestro son “un asunto interno que deben manejar y solucionar de acuerdo a sus propias normas”.
Silvera Martínez recordó que la Ley 54 de 1985, conocida como la Ley de Asociaciones, establece que el Ministerio de Justicia (Minjus) es el organismo responsable en el proceso de creación, constitución y control de las formas de asociación.
Actualmente, en la isla existen 2,261 formas asociativas, de las cuales 141 son fraternales y un número considerable son logias masónicas, afirmó.
Según el ministro, el Minjus ha tenido una relación cercana y respetuosa con la Gran Logia de Cuba y el resto de las logias, gracias a la amplia legislación masónica, que se basa en sus propias normas fundacionales conocidas como las institutas de 1875 que rigen la masonería.
Asimismo, Silvera Martínez desmintió de manera categórica las acusaciones que circulan en redes sociales sobre la intromisión estatal en la Gran Logia de Cuba.
Esto dice el Gobierno sobre la “interferencia” en la Logia
“Es falsa la acusación de interferencia, favoritismo o privilegios que supuestamente ejercen entidades del gobierno sobre miembros de estas agrupaciones”, afirmó.
Añadió que se han llevado a cabo “conversatorios, reuniones y entrevistas” tanto a solicitud de grupos de masones como del Minjus, siempre con el objetivo de “garantizar un mayor entendimiento”. Según el titular de Justicia, desde el ministerio han mantenido un estricto respeto históricamente.
“En este contexto, y de cara al futuro, nosotros siempre vamos a mantener un respeto estricto hacia la masonería”, expresó, y añadió que cualquier señalamiento de injerencia gubernamental es “falso, tendencioso y malintencionado”.
“Respetamos y admiramos la maravillosa historia de la masonería. Hemos, somos y seremos respetuosos con la grandiosa historia que une a los hombres en función de valores”, concluyó.
¿Qué sucede con los masones cubanos?
Mayker Filema Duarte asumió temporalmente el liderazgo de la Gran Logia en septiembre de 2024, tras la renuncia de Mario Alberto Urquía Carreño, durante cuyo mandato se denunció el robo de 19 mil USD de la oficina del Gran Maestro.
De acuerdo con reportes de medios no estatales cubanos, Filema Duarte comenzó a generar desconfianza entre los masones por el apoyo que recibió del Ministerio de Justicia y de la directora de Asociaciones, Miriam García.
La tensión aumentó cuando, en marzo de 2025, Duarte se negó a convocar elecciones generales, previstas para el 23 de ese mes, lo que contradijo el acuerdo alcanzado durante su nombramiento, que estipulaba su mandato provisional hasta dichos comicios.
En mayo, la mayoría de la Cámara Masónica aprobó la destitución de Filema Duarte como Gran Maestro, quien se negó a abandonar el cargo, y eligieron a Juan Alberto Kessel Linares como nuevo líder de la Gran Logia.
Posteriormente, tanto Kessel Linares como Víctor Bravo Cabañas, miembros de la nueva directiva, fueron arrestados tras recibir una citación policial, aunque fueron liberados pocas horas después, denunciando presiones, vigilancia y advertencias de la Seguridad del Estado si continuaban ejerciendo sus funciones.
Tras semanas de tensiones internas, este domingo, miembros de la masonería cubana ingresaron de forma forzada a la sede de la Gran Logia de Cuba, ubicada en La Habana, con el objetivo de “recuperar” la institución de lo que consideran una cúpula ilegítima supuestamente ligada a intereses del gobierno cubano.
Los involucrados en la acción sostienen que la Gran Logia ha sido tomada “por falsos hermanos”, cuyo trabajo contradice los principios fundacionales de la masonería cubana, entre ellos la libertad de conciencia, la independencia institucional y la neutralidad política.