Texto: Redacción Cuba Noticias 360
Foto: RL Hevia
La escasez de diésel y lubricantes es la causa principal que mantiene cerca de 800 MW de la generación distribuida fuera de servicio. Esta es la respuesta oficial proporcionada por Lázaro Guerra, director general de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas (MINEM). Sin embargo, ¿hay realmente más detrás de esta situación?
Guerra afirma que los motores diésel, instalados en diferentes puntos del país, podrían aportar más de 800 MW al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) si recibieran combustible de manera puntual.
Sin esa reserva de combustible, el déficit se incrementa. Por ejemplo, el 3 de julio, las interrupciones se extendieron a lo largo de las 24 horas, alcanzando un máximo de 1 767 MW apagados a las 10:20 p.m., justo en el pico de demanda.
Las proyecciones no ofrecen un alivio cercano. Para el mediodía del 4 de julio de 2025, se estimó una afectación de aproximadamente 1 100 MW y, para la noche, esta cifra podría superar los 1 500 MW si el suministro no mejora.
El funcionario enfatizó que, con un suministro adecuado de diésel, las interrupciones podrían reducirse a entre 80 y 100 MW durante las horas de menor consumo, un rango que se consideraría manejable dentro de los planes rotativos de la empresa eléctrica.
Por su parte, el periodista oficialista José Miguel Solís señaló en sus redes sociales que, mientras la generación distribuida no se recupere, los apagones seguirán por encima de los 1 500 MW diarios.
No es un secreto que la falta de combustible no es el único desafío: cuando se recibe diésel, las viejas termoeléctricas a menudo presentan fallas, interrumpidas por constantes averías y mantenimientos pospuestos.
En este contexto crítico, la escasez de combustible, un parque tecnológico envejecido y una logística deficiente se combinan para mantener a Cuba en una situación de apagones prolongados, sin una solución inmediata a la vista.
