Foto: Jorge Luis Borges
Este sábado 7 de junio, dos adolescentes de 13 y 16 años perdieron la vida tras ser alcanzados por una descarga eléctrica mientras jugaban fútbol en un terreno abierto del barrio Pita, en el consejo popular Urbano 2 del municipio de Bauta. El trágico suceso ocurrió alrededor de las 5:30 de la tarde, cuando aún no llovía, aunque ya se observaban señales de actividad eléctrica en la atmósfera, según informa el periódico local El Artemiseño.
Las víctimas se encontraban en pleno partido cuando un rayo impactó en la zona, lo que les causó la muerte de manera instantánea. Este incidente ha conmocionado a la comunidad y reabre el debate sobre los riesgos asociados a las tormentas eléctricas, especialmente en espacios abiertos y sin medidas de protección adecuadas.
De acuerdo con datos del Instituto de Meteorología, citados recientemente por el periódico Invasor, los rayos representan la principal causa de muerte por fenómenos naturales en Cuba, superando a huracanes, tornados e inundaciones. Entre 1987 y 2017, las descargas eléctricas provocaron 1.742 muertes en el país, lo que equivale a un promedio anual de 54 fallecidos.
El verano es el periodo de mayor incidencia, siendo los meses de junio, julio y agosto los más peligrosos. En este contexto, los expertos sugieren suspender cualquier actividad al aire libre ante los primeros signos de tormenta, incluso si todavía no llueve. «Escuchar un trueno debe ser motivo suficiente para buscar refugio inmediato», advierten los meteorólogos.
En Bauta, la noticia sobre el fallecimiento de los adolescentes se difundió rápidamente, generando expresiones de dolor y solidaridad entre vecinos y familiares. Muchos coinciden en que esta tragedia podría haberse evitado con una mayor percepción del riesgo y la adopción de medidas preventivas ante un fenómeno natural recurrente en esta época del año.
La muerte de los dos adolescentes por descarga eléctrica marca el episodio más dramático de una jornada luctuosa en Bauta. La tragedia no solo afecta a dos familias, sino que también sirve como un doloroso recordatorio sobre la importancia de respetar las señales del clima y actuar con responsabilidad ante fenómenos naturales que, aunque frecuentes, siguen siendo mortales.