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La Habana despertó este viernes con una noticia que no pasó desapercibida: Miguel Díaz-Canel, el jefe de Estado cubano, no se trasladó a Roma para asistir al funeral del papa Francisco. En su lugar, la delegación oficial fue liderada por el vicepresidente Salvador Valdés Mesa.
Valdés Mesa anunció su llegada a Roma mediante un mensaje en la red social X: «Ya estamos en la ciudad de Roma, como parte de la delegación cubana que presido para honrar a Francisco, a quien el pueblo cubano nunca olvidará». El mensaje resaltó el afecto del pueblo hacia el pontífice argentino, aunque no proporcionó detalles sobre la ausencia del máximo dirigente cubano.
En un contexto donde más de 130 delegaciones internacionales, que incluyen a más de 60 jefes de Estado y varios monarcas, confirmaron su presencia en las honras fúnebres en la Plaza de San Pedro, esta ausencia resulta notoria, especialmente al contrastarla con la presencia de líderes como Javier Milei, Donald Trump, Emmanuel Macron y Luiz Inácio Lula da Silva.
Este jueves, el mandatario cubano sí asistió a la Misa de Acción de Gracias por el pontificado de Francisco en la Catedral de La Habana, donde fue acogido por el Nuncio Apostólico, monseñor Antoine Camilleri, en una ceremonia llena de emotividad.
Es importante recordar que, desde el martes, el Gobierno cubano había proclamado duelo oficial en toda la Isla, en reconocimiento al legado de Francisco. Las banderas a media asta en edificios públicos y unidades militares reflejaban el luto institucional, mientras que un comunicado oficial subrayaba la relevante mediación del Papa en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos en 2014.
Durante la ceremonia fúnebre en Roma, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, se destacó el compromiso de Francisco con los migrantes, los pobres y el medio ambiente. La multitud, estimada en más de 250,000 personas según el Vaticano, aplaudió de manera espontánea al mencionar los valores que caracterizaban al pontífice.
En ausencia de Díaz-Canel en Roma, fue Salvador Valdés Mesa quien, en representación del Gobierno, rindió homenaje a un Papa que, en numerosas ocasiones, mostró empatía por la realidad del pueblo cubano y que fue recibido con entusiasmo en sus visitas a la Isla en 2015 y 2016.
El cuerpo de Francisco, depositado en la Basílica de Santa María la Mayor, cerró así una etapa marcada por su lucha por una Iglesia más inclusiva y cercana a los marginados. Para Cuba, la despedida del pontífice significa la pérdida de un interlocutor comprensivo y de un aliado espiritual en tiempos de profunda necesidad.
