Entre cortes de luz, desolación y gran controversia: CubaNoticias360

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Foto: Portada de YouTube

Este martes, el youtuber mexicano Luisito Comunica —con más de 44 millones de suscriptores— lanzó la primera parte de su serie dedicada a Cuba. Un video que dura poco más de 46 minutos ha causado un revuelo en las redes y ya supera los 3 millones de visualizaciones en tan solo 24 horas. ¿La razón? Reveló lo que muchos temen, niegan o callan: una isla estancada en el tiempo, empobrecida, pero aún habitada por un pueblo que lucha como puede.

De hecho, Luisito no realizó nada novedoso: recorrió las calles, filmó lo que observó, conversó con la gente, degustó la gastronomía local, se subió a un almendrón y adquirió internet como cualquier turista. Lo que realmente hizo —y lo que más impacta— fue mostrar sin filtros una cotidianidad que, aunque evidente para quienes la padecen, resulta inimaginable para una gran parte del mundo.

La controversia no radica en lo que dijo. Está en lo que se vio. Porque mientras hablaba con tono sereno, sin entrar en debates ideológicos ni adoptar posturas, las imágenes gritaban. Edificios derruidos, cortes de electricidad, largas filas, escasez, desesperanza. Presentó la Cuba de 2025, una realidad incómoda.

El impacto, claramente, no tardó en manifestarse. Cientos de cubanos dentro y fuera de la isla inundaron los comentarios del video con gratitudes. “Mostraste lo que vivimos, gracias”, “Esperé este video durante años”, “No nos fallaste”, fueron algunos de los mensajes más comunes. Tras cada palabra, un crisol de dolor, alivio y también rabia contenida.

Para muchos cubanos emigrados, ver a Luisito en sus calles natales fue una validación: no estaban exagerando. Lo que durante años habían denunciado finalmente tuvo un testigo externo, que lo valida aún más ante el mundo.

También surgieron críticas. No faltaron quienes afirmaron que “solo mostró lo que el régimen permitió” o que fue “demasiado suave” en sus comentarios. En el lado opuesto, quienes lo acusaron de “desprestigiar a Cuba” y alimentar la narrativa de quienes critican al gobierno.

La polarización, por supuesto, era predecible. Desde que anunció su visita a la isla, la controversia comenzó a gestarse. Hablar de Cuba, en esencia, es pisar un campo minado. Y Luisito, consciente o no, activó varios detonadores casi simultáneamente: mostró miseria, improvisación, control estatal, abandono institucional, junto a cubanos ingeniosos, resilientes y entrañables.

Se dice que la diferencia con otros videos críticos sobre la isla es la autenticidad. Luisito, aparentemente, no buscó complacer a nadie. No presentó héroes ni villanos. Solo narró lo que percibió. Quizás esa sea la razón detrás de tanto revuelo.

En un contexto donde Cuba enfrenta una de sus peores crisis económicas y sociales de las últimas décadas, el testimonio de un youtuber con tal alcance puede resultar más contundente que cualquier comunicado de prensa, mucho más creíble.

Este primer video —de varios en camino— ha vuelto a colocar a Cuba en el radar global, y no precisamente por sus playas o su mística revolucionaria, sino por su precariedad, su caos estructural y la tristeza acumulada de su gente. Una tristeza que no necesita palabras, porque se refleja en las fachadas, en las largas filas, en los apagones y en el día a día.

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