Foto: Cuba Noticias 360
La próxima cosecha de mango en la provincia de Granma, programada entre mayo y agosto, podría enfrentar los mismos problemas estructurales que han caracterizado años anteriores: ausencia de planificación, ineficiencia logística y grandes cantidades de fruta que se desperdician.
Funcionarios del sector agrícola han admitido públicamente la posibilidad de que una parte significativa de la producción se pierda, a pesar del aumento estimado en los volúmenes de recolección.
En este contexto, Rogelio Solano Socarrás, jefe del departamento de comercialización de la Delegación Provincial de la Agricultura, informó que se prevé cosechar entre 25,000 y 30,000 toneladas de mango durante esta campaña. Sin embargo, reconoció que entre el 15 de mayo y el 10 de junio —cuando se alcanza el máximo de maduración— la capacidad de acopio, procesamiento y transporte disponible en la provincia se verá desbordada.
El desafío más evidente radica en la industria alimentaria, que únicamente puede procesar unas 5,000 toneladas, lo que representa menos del 20% de la cosecha anticipada. De esa cantidad, solo 1,000 toneladas se destinarán a la elaboración de compotas infantiles, según lo declarado por el propio Solano al diario provincial estatal La Demajagua.
Para evitar un colapso, las autoridades planean utilizar fábricas, minindustrias, redes de mercados agropecuarios y otros canales que demandarán un total de alrededor de 15,000 toneladas, pero aún quedaría un gran volumen sin un destino definido, lo cual resulta paradójico en un país que enfrenta una grave crisis alimentaria.
A este escenario se suma la escasez de combustible, especialmente en municipios productores como Bartolomé Masó, Buey Arriba, Guisa, Yara y Bayamo. De hecho, el transporte desde estas áreas montañosas plantea un reto logístico que a menudo resulta en el abandono de la fruta en el campo.
“Estamos en la lucha por encontrar mercados y otros destinos para el restante mango”, declaró la misma fuente, sin especificar qué alternativas concretas se están considerando ni cómo se implementarán. También se carece de detalles sobre incentivos a los productores, pagos garantizados o acceso a insumos, factores críticos que han fallado en cosechas anteriores.
Las imágenes de mangos en deterioro fuera de las fábricas de conservas se han vuelto comunes. La burocracia, la falta de coordinación y la ineficacia del sistema estatal vuelven a poner en peligro una producción que podría ser estratégica en un país donde la escasez es una constante.
