Texto: Viviana Díaz
El primero de diciembre era ansiado por muchos, marcando el inicio del fin de un año que, para ser suaves, no ha sido uno de los más felices. Para los cubanos, la expectativa era aún mayor: diciembre simbolizaba la llegada del famoso “día cero”, un momento crucial en el que se eliminaría oficialmente la dualidad monetaria.
En las calles y hasta en medios de comunicación no oficiales se especuló sobre la fecha de inicio de este proceso. Muchas empresas y pequeños negocios adelantaron sus cierres ante la inminente medida, mientras que algunas personas acudieron a los bancos para cambiar su dinero, impulsadas por los rumores.
Y llegó el primer día del último mes del año, pero la esperada unificación monetaria no apareció.
Ahora reina la incertidumbre sobre cuándo comenzará, aunque es fácil anticipar que será pronto, considerando las medidas de adelanto salarial adoptadas en algunos centros estatales, los constantes mensajes “educativos” en la televisión sobre el proceso, y las interminables listas de control de precios distribuidas por los gobiernos provinciales.
La dualidad monetaria en Cuba se instauró en 1994, en el punto más crítico de la crisis económica de esa década en la isla, cuando comenzó a circular, junto al CUP, el peso «convertible» CUC, como respuesta a la fuerte depreciación de la moneda nacional.
El CUP fue reevaluándose de manera gradual hasta alcanzar un nivel de 24 a uno en 2005, aunque en las empresas y entidades estatales un CUP es equivalente a un CUC.
El día cero se presenta como un momento clave en este ordenamiento económico, aunque muchos se preguntan si realmente significará el final de la dualidad monetaria, dado que en la isla poco a poco ha vuelto a “circular” el dólar estadounidense.