Fotos: Andy J Blanco
Una mujer de 70 años aguarda para ingresar al Salón de los Pasos Perdidos, en el Capitolio. En este espacio descansan las cenizas de Eusebio Leal, quien falleció el 31 de julio a causa de cáncer. Mientras espera su turno, algunos hombres vestidos de traje rinden homenaje al Historiador de La Habana, realizando gestos protocolares ante las cámaras de televisión. Ella, de ascendencia mulata y con el cabello canoso sobre los hombros, luce un vestido rojo con flores, y observa en silencio hacia el interior. Al entrar, se aproxima al retrato de Leal besando una bandera y parece murmurar algunas palabras para sí misma. El instante es breve y efímero. Se despide y regresa por donde vino hacia la ciudad.
Nos observa y se sorprende al notar que queremos hacerle una pregunta. “Yo soy una simple hija de La Habana Vieja”, sostiene, sin perder la expresión de asombro en su rostro.
Por eso le preguntamos qué motivos la trajeron aquí. Su semblante cambia ligeramente y una sonrisa se asoma. El fotógrafo enfoca su cámara para retratarla, pero ella solicita que no le tome fotos, ya que no le agradan. Él, entonces, vuelve su mirada hacia la multitud de cubanos que desde la mañana de este miércoles rinden homenaje al Historiador.
“Hoy, casualmente, es el día de San Lázaro, y Eusebio fue, para mí, un santo de carne y hueso. Gracias a él, me restauraron la casa donde vivo con mi familia en La Habana Vieja. Me iban a trasladar a Alamar, pero Eusebio hizo unas gestiones, y en vez de mudarme, me arreglaron la vivienda. Por eso, para mí, Eusebio es mi San Lázaro. Quizá cometió errores como cualquier ser humano, pero hizo mucho por la gente, hasta donde pudo o hasta donde lo dejaron. Y eso lo valoran muchas familias como la mía en La Habana Vieja”, comenta Olga, así se llama esta mujer.
En la fila se entremezclan cubanos de diversas clases sociales y generaciones. Se pueden observar personas vestidas de etiqueta junto a otros, la mayoría, representando a los cubanos comunes. Cada uno de ellos tiene sus propias razones para despedir al historiador cubano. También hay niños acompañados de sus padres, así como artistas. Entre ellos, se destaca el cantautor Amaury Pérez, quien mantuvo una estrecha relación con Leal y lo invitó a su programa «Con dos que se quieran», donde ofreció, quizás, una de sus últimas entrevistas en televisión.
Asimismo, la familia de Leal asistió a la ceremonia. En el centro del Salón de los Pasos Perdidos, su hijo, Javier Leal, se encontraba sumido en un profundo silencio, que solo interrumpía cuando algún amigo o miembro de la prensa se le acercaba para ofrecerle condolencias por la pérdida de su padre.
La larga fila no cesa. Las personas ingresan para dar su último adiós al trovador y luego se marchan. Mientras tanto, otros continúan llegando bajo el intenso sol de este miércoles, colocándose al final de la fila en espera de acceder al Capitolio y experimentar ese ambiente de recogimiento que permea la sala.
Cuba noticias 360 conversó con varios cubanos sobre este momento y la figura de Leal. Amaury Pérez resaltó su altura intelectual y su entusiasmo en la conservación de La Habana. Otros cubanos, al igual que Olga, expresaron su gratitud por la ayuda que les brindó para mantener su hogar y devolver un nuevo esplendor a sus viviendas.
Las cenizas de Eusebio Leal reposarán en el jardín Madre Teresa de Calcuta, en el Convento de San Francisco de Asís, en La Habana Vieja, un lugar donde solía ser visto durante sus recorridos por la ciudad o en celebraciones religiosas y culturales. Un espacio donde su memoria permanecerá viva, ya entrelazada con la historia de La Habana y de toda Cuba.
Todos los entrevistados por Cuba Noticias 360 coincidieron en una idea que probablemente comparte la mayoría de los cubanos que pasaron a despedirlo: el mejor homenaje que se le puede rendir es preservar su legado y continuar con la obra a la que se dedicó desde joven, este cubano que hizo de la restauración su destino y su razón de ser.