“Dime que es un engaño. Me han asesinado a mis perros. Me han envenenado a mis perros. Mis perros han caído enfermos de repente. ¿Cómo se puede ser tan cruel, cojones? Han envenenado a mis perros, pero lo van a pagar. Lo van a pagar”, son las palabras de Javier Larrea Formoso, presidente de Bienestar Animal Cuba (BAC), quien denunció el sábado el envenenamiento de sus perros en Santa Clara.
A través de un video compartido en Facebook, el activista de la comunidad animalista en Cuba se mostró abatido y alterado, después de que, como afirmó, el veterinario que acudió a su hogar confirmara que sus mascotas habían sido envenenadas.
Los miembros de BAC han expresado su preocupación por los sucesos recientes en el país, ya que no es la primera vez que ocurre un incidente como el denunciado por Larrea.
Caracterizado como una “guerra sucia” por los propios activistas, se encuentran enfrentando por segunda vez este tipo de crimen contra sus animales, recordando que previamente le sucedió a uno de ellos, Leidy Laura Hernández.
Aunque culpan a aquellos cuyos negocios ilegales han sido perjudicados por la oposición de BAC a las peleas de animales y asesinatos, otros activistas acusan directamente al Gobierno cubano de estar detrás del envenenamiento.
“Tienen que pagar por esto. Estoy cansado, estoy cansado”, clamaba Larrea, quien lleva años exigiendo una Ley de Protección Animal en el país y, además, impulsó esta semana una recolección de firmas para que el Gobierno cubano permita a los veterinarios ejercer de manera independiente.
Desde el 29 de enero, la Gaceta Oficial publicó el Decreto 20/2020, que regula las contravenciones en Medicina Veterinaria en Cuba, estableciendo normas de práctica, código de ética y funciones de estos profesionales en la Isla, lo que ha llevado a la prohibición de ejercer sus servicios de manera independiente.
