Foto: Jorge Luis Borges
El cuestionado modus operandi de Donald Trump en su política hacia Cuba está nuevamente bajo el escrutinio, esta vez con la desclasificación de un documento confidencial que expone los errores y excesos del expresidente estadounidense en relación con el presunto “ataque sónico” en La Habana.
El informe del Departamento de Estado critica el cierre de la embajada, que siguió a una supuesta agresión cubana contra el personal diplomático de Estados Unidos en la isla, según informa El País.
Hace solo unas semanas, Trump fue denunciado por incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, días antes de dejar la Casa Blanca. Ahora, el material desclasificado sugiere que su decisión de reducir el personal de la Embajada de La Habana en un 60% a principios de 2018, como respuesta a unos supuestos “ataques sónicos”, fue una “reacción” política llena de mala gestión, falta de coordinación y violación de procedimientos, añadió el diario.
Desclasificado a solicitud del Archivo de Seguridad Nacional de EE.UU., el documento también revela que sin contar con evidencia de la culpabilidad de Cuba en los misteriosos problemas de salud de sus funcionarios, el exmandatario optó por desactivar prácticamente el funcionamiento de la embajada.
El informe, redactado en 2018 tras meses de investigación, afirmaba: “El mecanismo de las lesiones es actualmente desconocido. Desconocemos la causa de estos incidentes, cuándo comenzaron realmente ni quién los provocó”.
Además, el documento señala la falta de acción del exsecretario de Estado, Rex Tillerson, por no designar “a un alto funcionario como responsable general” de la investigación, y critica el “excesivo secretismo” de la CIA al no compartir información con el Departamento de Estado, lo que “retrasó” la coordinación de una “respuesta adecuada”.
Nunca se cuestionó que los diplomáticos experimentaran problemas de salud, pero no se pudo establecer una causa. Ante una reacción ineficaz, caracterizada por “la falta de liderazgo de alto nivel, la deficiencia en las comunicaciones y la desorganización sistemática”, Trump encontró una oportunidad para asestar un fuerte golpe a la política de deshielo iniciada por Barack Obama, sugiriendo que los problemas de salud de su personal podían ser resultado de un “ataque sónico” por parte del gobierno cubano.
Entre finales de 2016 y principios de 2017, se reportaron síntomas como mareos, vértigos y dolores agudos en los oídos en una veintena de diplomáticos estadounidenses destinados en La Habana, junto a sus familias, supuestamente causados por extraños sonidos. Este fenómeno también afectó a diplomáticos canadienses, con alrededor de cuarenta personas presentando los mismos síntomas.
Aprovechando la situación, Washington emitió una alerta de no viajar a Cuba y redujo significativamente su personal diplomático, limitando su actividad al mínimo.
“Después de cuatro años de acusaciones, el Gobierno de Estados Unidos no ha podido demostrar que algo ocurrió en Cuba, y mucho menos que se hayan realizado ataques”, declaró a El País Carlos Fernández de Cossío, director general para EE.UU. de la Cancillería cubana.
También afirmó que las “acusaciones infundadas” fueron una mera excusa utilizada para justificar numerosas medidas unilaterales contra Cuba, con un alto costo para el pueblo cubano y las relaciones con Estados Unidos.
A pesar de la desclasificación de este documento, aún persiste la incertidumbre sobre lo ocurrido. Se estima que para resolverlo serán necesarias pistas ocultas en registros aún secretos del Departamento de Estado, la CIA, el FBI y el Pentágono, que podrían resultar clave ahora que la Administración de Biden evalúa retomar la política de acercamiento de Obama y restablecer la operativa de la Embajada en La Habana.