En los últimos meses, ha sido bastante común ver noticias sobre la intercepción en el mar de migrantes cubanos o su deportación desde Estados Unidos.
Las cifras respaldan esta observación: el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés) informó que la deportación de inmigrantes cubanos ha crecido más del 2370% desde 2016.
Según el ICE, esta cifra ha aumentado de 64, hace 7 años, a mil 583 en 2020, un crecimiento notable que se debe, en gran parte, a la eliminación de la política conocida como «pies secos, pies mojados» en 2017, durante la administración de Barack Obama.
Además, la acción de las autoridades fronterizas de Estados Unidos ha contribuido a este ascenso, especialmente por parte de los cuerpos marítimos de guardafronteras, como señala un informe de CNN.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) registró, solo en 2020, un total de dos mil 67 encuentros entre la patrulla fronteriza y migrantes cubanos en la frontera sur de Estados Unidos, lo que representa un aumento del 286%.
La Guardia Costera interceptó, en el año fiscal 2021, a casi 500 cubanos. En años previos, el conteo fue de 313 en 2019 y 259 en 2018.
La crítica situación socioeconómica, y en los últimos meses incluso política, ha llevado a muchos cubanos a considerar la travesía ilegal hacia Estados Unidos.
Asimismo, la complejidad en el procesamiento de visados en la embajada estadounidense en La Habana, obligando a los solicitantes a viajar a su contraparte en Guyana para finalizar los trámites, ha hecho que la peligrosa travesía de aproximadamente 145 kilómetros, las famosas 90 millas, sea la opción «más fácil», aunque extremadamente riesgosa.
Otra de las alternativas que se han tomado son los viajes a través de Nicaragua, exponiéndose a ser víctimas de posibles estafas e incluso a poner en riesgo su vida.