La planta termoeléctrica cubana Antonio Guiteras, la más grande del país, ha salido de servicio de forma inesperada, justo un mes después de reanudar sus actividades tras una avería, según informó el fin de semana la Unión Eléctrica (UNE).
Debido a esta situación, y a que varias termoeléctricas se encuentran en mantenimiento para asegurar un suministro adecuado durante el verano, la reserva necesaria para el funcionamiento normal del sistema eléctrico nacional es insuficiente, indicó la compañía, que es la única proveedora de energía eléctrica en el país.
Estas condiciones llevarán a interrupciones en el servicio durante las horas de mayor demanda, añadió el comunicado.
La compañía está trabajando de manera continua para reintegrar la unidad de la termoeléctrica Guiteras al sistema eléctrico nacional y se han implementado medidas para reducir el consumo en el sector estatal.
En marzo, Guiteras había reanudado sus operaciones después de múltiples fallos que habían paralizado la planta y causado apagones de hasta ocho horas en varias localidades del centro y este del país.
En La Habana, según testimonios de varios residentes, los apagones no superaban las cuatro horas, aunque eran casi diarios en ciertos municipios.
Además, hace tres semanas todas las unidades de la termoeléctrica Máximo Gómez en Mariel y dos en Santa Cruz, así como la central Renté en Santiago de Cuba, también salieron de servicio.
La UNE ha señalado en diversas ocasiones que los apagones en Cuba son principalmente atribuibles al envejecimiento del parque de generación de energía, lo que afecta su rendimiento óptimo.
Más del 40% de la electricidad en la isla proviene de centrales termoeléctricas, según el gobierno cubano.
Estas plantas fueron diseñadas para tener una vida útil de entre 30 y 35 años y, en Cuba, la mayoría supera ese tiempo de operación, como explicó la Unión Eléctrica el año pasado en relación con una serie de averías que también provocaron serias interrupciones de electricidad y descontento entre la población.
Además, expertos de la UNE han comentado que otra causa significativa de los fallos es la calidad del combustible utilizado en las unidades térmicas. El petróleo nacional tiene características químicas que requieren un aumento en el régimen de limpieza de las calderas, reduciendo los plazos para los mantenimientos y haciendo que estos sean más profundos; así como el uso de aditivos químicos para mejorar la calidad del crudo utilizado.
Ante toda esta situación, los bloques térmicos presentan un deterioro que se agrava con el tiempo, lo que afecta su estabilidad y seguridad, generando muchas salidas imprevistas por averías y limitaciones en la potencia necesaria.