El Instituto Cubano de Geofísica y Astronomía (IGA) ha emitido una alerta sobre las repercusiones negativas de la temporada alta de tormentas eléctricas, que se extiende de abril a noviembre, coincidiendo con el período de lluvias y la temporada ciclónica.
Reniel Suárez, un especialista del IGA, explicó la vulnerabilidad y los riesgos asociados, así como los servicios científico-técnicos de su institución. Detalló que los rayos son un fenómeno natural que ocurre por la acumulación de cargas de diferentes signos dentro de una misma nube, y también entre nubes, siendo especialmente peligrosos aquellos que se producen entre la nube y la superficie terrestre.
Las tormentas eléctricas representan la causa principal de muertes por fenómenos atmosféricos, ocasionando más decesos que otros desastres naturales, como huracanes y tornados. En este contexto, las autoridades destacan la importancia de contar con sistemas de protección contra estos fenómenos, los cuales son cruciales para el desarrollo de sectores como la industria, el comercio, la salud, el turismo y cualquier actividad donde se integre el ser humano y la tecnología.
Las tormentas eléctricas se generan cuando el movimiento ascendente y descendente del aire en una nube de tipo cúmulo-nimbo, que tiene un gran desarrollo vertical y alto contenido de humedad, produce cargas eléctricas positivas y negativas en exceso, según comentó Suárez.
Una única descarga eléctrica puede consistir en entre 1 y 40 andanadas principales, cada una precedida por una descarga guía. Este fenómeno libera inmensas fuerzas expansivas eléctricas debido a la propia corriente y a la alteración del aire que atraviesa.
Los servicios destinados a mitigar su impacto incluyen sistemas de puesta a tierra, supresores de sobretensión, pararrayos, alertas de tormentas, así como evaluaciones de vulnerabilidad y riesgo, evacuaciones y refugios.
Las autoridades sugieren que, una vez que se producen estas tormentas, se debe prestar atención a la información proporcionada por el Centro de control en los refugios designados, que pueden incluir contenedores, vehículos y oficinas. Se recomienda evitar resguardarse bajo árboles, no usar teléfonos fijos ni tocar cables y objetos metálicos, y mantener los pies juntos.