Nuevo objetivo de Yuli Gurriel: dominar el jardín izquierdo para regresar a las Grandes Ligas.

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Foto: Yuli Gurriel / Instagram

El domingo 27 de abril, un Yulieski Gurriel de 40 años y casi 11 meses pisó por última vez un terreno de Grandes Ligas. Salió como bateador emergente en el noveno inning y, tras una roleta a tercera, concedió el último out del partido que Tampa Bay le ganó 4-2 a los San Diego Padres, equipo al que pertenecía hasta ese día.

Tras una nueva aventura fallida en el cajón de bateo, la gerencia de los Frailes decidió no esperar más por un repunte del veterano y lo colocó en asignación. Hasta ese momento, Gurriel había acumulado un promedio de .111, con solo cuatro hits en 36 turnos al bate, tres impulsadas, cuatro boletos y una cifra alta para él de ocho ponches.

Como era de esperarse, ninguna franquicia lo reclamó de la lista de waivers, lo que lo llevó a optar por la agencia libre en busca de otra oportunidad en la Gran Carpa, aunque son pocos los expertos que apuestan por que eso pueda suceder.

No obstante, Yuli sigue despertando admiración entre sus miles de seguidores. Ahora, el icónico número 10 de los equipos Cuba ha vuelto a ser noticia: el insider de MLB Network, John Heyman, reveló que el jugador de cuadro espirituano está entrenando “en el jardín izquierdo para demostrar versatilidad mientras busca su próximo trabajo en la MLB.”

Yuli Gurriel is taking reps in LF to show versatility as he seeks his next MLB job

— Jon Heyman (@JonHeyman) May 13, 2025

A su edad, con un prestigio bien ganado, muchos se preguntan qué necesidad tiene de exigirse así o de dónde obtiene la motivación para continuar. Solo él puede responder a esas preguntas, pero lo cierto es que la temporada aún es joven, y alguna escuadra en apuros podría repescarlo en busca de la experiencia que un jugador de su calibre puede aportar al clubhouse.

El mediano de los hermanos Gurriel se convirtió primero en una estrella absoluta en el béisbol de la isla. Cuando vio que su techo ya no permitía más, decidió lanzarse al Big Show pasados los 30 años. En Houston logró hacerse de un lugar como regular indiscutible y, además de obtener un par de coronas de Serie Mundial, celebró diversos logros individuales.

Después de siete años en el equipo texano, volvió a reinventarse, primero en Miami, luego en Kansas y ahora en San Diego; organizaciones que lo recibieron bien, pero no lograron extenderle demasiada confianza. Nadie dijo que sería fácil; hay miles de jugadores que esperan su oportunidad, la mayoría son jóvenes promesas, no veteranos en el ocaso de su carrera. Pero Yuli sigue ahí, sin rendirse.

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