Foto: Roy Leyra | CN360 y RRSS
Texto: Hugo León
La trayectoria del Bim Bom del Vedado refleja lo que ha sucedido con gran parte de los espacios que los habaneros y cubanos conocieron en su juventud: momentos de esplendor, seguidos de caídas, nuevos resurgimientos y, en la actualidad, cierres o transformaciones notables respecto a hace aproximadamente diez años.
El primer recuerdo del Bim Bom que evoca mi memoria data de una época en que la generación actual de treintañeros lo consideraba una de las mejores heladerías de la ciudad y del país. A pesar de su alto costo, la primera vez que lo visité fue en un cumpleaños, cuando un familiar que venía del extranjero invitó a todos y yo seleccioné este lugar.
Resultaba caro, pero las canastas de helados eran impresionantes ¡y todo era exquisito! Había tantos sabores y postres que uno podía pasar horas allí sin repetir lo que pedía. A finales de los años 2002-2003, el dólar era el rey en Cuba, y en el Bim Bom, evidentemente, se pagaba en esa moneda fuerte.
Tras un periodo de cierre, el establecimiento reabrió, expandiéndose más allá de una simple heladería, incluyendo nuevas áreas para beber y comer, lo que alteró su público habitual. Al estar cerca de una gasolinera, los clientes que podían pagar por un automóvil y disfrutar de papas fritas y algunas cervezas se convirtieron en los visitantes más frecuentes durante el día.
Sin embargo, la historia era diferente por la noche. Infanta y 23, a pocos pasos del Malecón, se transformaba en un escenario donde la oferta de servicios sexuales predominaba, con travestis y las conocidas jineteras buscando turistas, o viceversa, siendo atraídos por extranjeros de mayor edad en busca de encuentros furtivos a bajo costo, a cambio de algunos CUC.
Este contexto llevó a que el Bim Bom y la acera del actual Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera obtuvieran una reputación de ser lugares para homosexuales en un momento en que la comprensión y libertad sexual eran limitadas en Cuba, lo que generaba chistes de mal gusto.
Después de varios años de inactividad, en julio de 2020, la Corporación Cimex S.A. reinauguró el local como heladería, ofreciendo la sorprendente cantidad de 32 sabores con materia prima importada de Italia. Esta maravilla se sostuvo durante un tiempo, aunque con altibajos y precios en CUC. A pesar de las dificultades económicas, el lugar volvió a ser un destino popular entre las familias cubanas.
El futuro del Bim Bom
Ahora, dos años después, el Bim Bom permanece cerrado. Ha estado así durante casi dos meses, según lo indicado por varios empleados del lugar. La causa es la avería de la única máquina de helados que posee la heladería, la cual, de hecho, está expuesta en el lugar donde antes se servían los helados.
Cuba Noticias 360 ha conversado con varias personas que residen cerca, quienes confirmaron que el Bim Bom estuvo operando durante varios meses con diferentes sabores y aceptando pesos cubanos. Aseguran que hace casi dos meses que el lugar no abre, tras haber gozado de buena aceptación e incluso de colas para ingresar.
Un trabajador del local mencionó que la materia prima y la tecnología empleadas provienen de Italia, lo que no solo incide en la calidad de los productos, sino que también hace más costosa y complicada su reparación, actualmente bajo responsabilidad de Cimex.
Por el momento, algunos empleados han sido redistribuidos a otros centros, mientras que otros están haciendo guardia para proteger la heladería y el resto de los equipos.
No es posible predecir cuándo se solucionará el problema del equipo averiado, le informaron a este medio. Así como lleva dos meses descompuesta, podría llevar dos semanas, dos meses o incluso dos años más.
Una alternativa que mencionó el colaborador para revitalizar el lugar sería ampliar el objeto social de la heladería, permitiendo la venta de otros productos y elaboraciones locales, de manera que el Bim Bom permanezca activo mientras se resuelve la situación de la máquina o se importa otra. Sin embargo, reconoce que esto implica bastante burocracia y el interés de la empresa que gestiona el establecimiento, sin contar las transformaciones necesarias en el local.
Mientras tanto, los habaneros deberán conformarse con visitar el Coppelia si desean helados o alguna de las heladerías privadas de la ciudad, donde suelen haber soluciones rápidas para las máquinas averiadas o cualquier otro tipo de inconveniente.
Asimismo, son pocos los lugares estatales en La Habana donde se acepte el pago en pesos cubanos y que puedan competir con el vibrante sector privado, actuando así como reguladores de la oferta y los precios, que actualmente son bastante elevados.
Por el momento, al igual que muchos otros centros que perduran en la memoria de los cubanos, el Bim Bom se ha convertido en parte del pasado y su futuro sigue siendo incierto.