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El escritor y periodista Jorge Fernández Era ha denunciado las posibles represalias contra su hijo en prisión y ha exigido su inmediata liberación para que pueda abandonar el país.
Desde su perfil en Facebook, Fernández Era indicó que “aquí peligra su integridad física y sicológica” y explicó que su hijo, Eduardo, fue detenido en el Hospital Naval, donde cumplía su Servicio Militar, tras cometer un delito de robo con violencia junto a un amigo.
Tanto Eduardo como su cómplice, quien portaba un arma blanca en el momento de los hechos, fueron condenados a 10 años y trasladados a la Prisión Occidental de Menores del Guatao después del proceso judicial.
Según Fernández, “recibió presiones para que dejara de relacionarse con su papá. Viví una de ellas”.
El padre también comentó que “su comportamiento fue excelente. Antes de los hechos, El Chino -como lo llaman en la prisión- había completado un curso de barbería organizado por mí, para el que tuve que adquirirle herramientas en México. Desde que comenzó su condena, ha estado cortando el cabello a internos y a los combatientes que lo custodian”.
Actualmente, Eduardo se encuentra en el campamento Toledo 2 en La Habana, donde su padre lo ha podido visitar en varias ocasiones. Desde noviembre de 2022, ha disfrutado del beneficio de salir a visitar.
El suceso que denuncia Fernández Era con el permiso de su hijo ocurrió el miércoles 12, cuando él pudo percibir que todo “había sido urdido con absoluta premeditación”.
Según relata, un familiar cercano fue citado el 12 de abril al campamento para una reunión con la jefa del establecimiento, quien le comunicó que “el alto mando había decidido trasladar a Eduardito al Chico para ‘protegerlo’ de las influencias de su padre. Este confinamiento incluiría seis meses sin pase ni visitas, incluida la de su progenitor”.
Además, la jefa del establecimiento penitenciario indicó que “se solicitará al Ministerio del Interior que se posponga su traslado, para que su papá tenga tiempo de hablar sobre las publicaciones ofensivas al Gobierno y a la Revolución que hace en redes sociales”.
Ante esta afirmación, el familiar del periodista aseguró que “Jorge siempre ha estado pendiente de su hijo; tenemos la mejor opinión sobre él. Lo que hace en redes no lo comparte con nosotros”, pero la jefa del establecimiento lo instó a buscar sus publicaciones en Facebook y le prometió que “haremos lo imposible para que Eduardo Luis se mantenga con nosotros hasta que cumpla su condena o salga en libertad condicional”.
Después de este incidente, el escritor sostiene que “se somete a mi hijo a sanción adicional por un delito que no cometió o una ‘contravención’ de un familiar cercano. Él no debería pagar por lo que hace su padre y viceversa. Lo que ocurrió con Eduardito viola los más elementales derechos humanos y la propia Constitución de la República”.
También recordó que “han pasado ochenta y ocho días desde que un oficial de la Seguridad del Estado tocó en la puerta de mi edificio. NADIE (…) ha tenido el coraje de confrontarme, excepto con un despliegue de motos como si fuera una película sabatina para detener a un hombre de sesenta años. Menuda convicción revolucionaria la que defienden”.
Además, solicitó al gobierno español y a su embajada en Cuba que se interesen en otorgar a él y su esposa visas para poder viajar a Madrid en junio a la presentación de unos libros que ha editado.
En relación a este tema, informó que hicieron “un primer intento en octubre, antes de que comenzara la serie de presiones y chantajes de la Seguridad del Estado y la Policía Nacional Revolucionaria. La Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a la que ambos pertenecemos, nos ha respaldado con la solicitud” y añadió que “es urgente levantar la ilegal prohibición de salida del país que pesa sobre mí, sin fundamento legal. Fue impuesta en medio de un proceso de reclamación que inicié el 30 de enero, del cual aún no he recibido respuesta. Veremos si se atreven, una vez más, a desterrar a un cubano de nacimiento o a no permitirme regresar a mi patria”.
Asimismo, hizo un llamado a la ONU, a su Comisión de Derechos Humanos, a Amnistía Internacional, a la Unesco, al Vaticano, a las congregaciones religiosas de cualquier denominación, a la Cruz Roja Internacional, a las embajadas en La Habana, a los gobiernos y parlamentos democráticos del mundo, a escritores y artistas honestos, a los medios de comunicación internacionales, a la izquierda internacional y a todas las personas de buen corazón para que intercedan por su hijo.
Finalmente, advirtió que “si mi reclamo no es atendido, el sábado 29 de abril, entre las 12:00 y la 1:00 pm, volveré a sentarme ante el monumento al Apóstol del Parque Central, esta vez en protesta pacífica por el acoso que vivimos Eduardito y yo. Repetiré esto semana tras semana, a la misma hora. No tengo nada que perder”.
Para concluir, Fernández Era reiteró: “enciérrenme si así lo desean, agreguen a mi sanción los años que le restan a Eduardito, inventen cuantas cobardes multas y medidas (in)cautelares les sirvan para encubrir sus fechorías, intenten silenciarme, pero ¡NO TOQUEN A MI HIJO!”.