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Recientemente, la viceministra de la Industria Alimentaria, Midalys Naranjo, declaró en la Mesa Redonda: “en un país rodeado de mar, nuestras aguas no poseen los niveles de pescado que necesitamos para satisfacer la demanda de la población”. Esta afirmación ha generado diversas reacciones.
En su intervención, Naranjo abordó las razones detrás de la baja en el consumo de pescado y el desarrollo actual de esta industria, destacando la siguiente afirmación inicial.
“Entre los años 76 y 90, contábamos con una flota dedicada a la pesca en aguas internacionales, lo que permitía a Cuba recibir más de cien mil toneladas de pescado de forma manual”, señaló. Sin embargo, “a partir de 1992, esta flota comenzó a retirarse de los mares, y para el 2002 prácticamente no contábamos con ella”.
Al referirse a los antecedentes, mencionó: “De 1986 a 2009, Cuba también importaba cantidades considerables de productos pesqueros, alrededor de 33 mil toneladas. Evidentemente, dada la situación actual, esto ya no es posible, por lo que no es la solución para garantizar el pescado en nuestro país”.
Recordó también la Ley de Pesca aprobada en 2019, comentando: “Contamos con una ley, pero esta no necesariamente contempla los incrementos necesarios para abastecer a la población. Por ello, el organismo está trabajando en la implementación de un programa para el desarrollo de la actividad pesquera, especialmente la acuicultura”.
Dicho programa ha enfrentado desafíos, ya que “depende de alimento para el pienso, un recurso del que no disponemos actualmente en el país para asegurar un desarrollo sostenible de esta acuicultura intensiva”.
Asimismo, Naranjo destacó: “Lo que tenemos incorporado es el ciprínido (la tenca), un tipo de pez que no requiere pienso para su desarrollo. Sin embargo, es un cultivo que también demanda más tiempo. Para conseguir un pescado de talla comercial, necesitamos 18 meses en cultivo extensivo”.
En medio de la carencia y escasez en la Isla, las afirmaciones de la funcionaria contrastan con las noticias recurrentes sobre la industria pesquera cubana, que mencionan el sobrecumplimiento en la producción de productos exportables.
Sin la garantía de la “soberanía alimentaria” prometida por el gobierno, los cubanos siguen sin consumir pescado y, desde hace varios años, lo adquieren en el mercado negro, ya que los comercios estatales casi nunca lo tienen disponible.