Foto: Captura de Video
Texto: Hugo León
Carniusca, Polloski, Huevoski y Lechoski son personajes de una historia que desaparecen en algún momento por diversas razones y nunca más se les volvió a ver, explica Pánfilo a Chequera sobre un libro que está leyendo.
-¿Viejo, estás seguro de que esa historia sucede en una aldea en Europa? responde el segundo, porque, a decir verdad, las coincidencias con cierta isla del Caribe son más que evidentes.
Así comienza el último episodio de Vivir del Cuento, titulado “La gallina de oro”, en el cual se abordan temas delicados para los cubanos, como la falta de comida y su precio cuando aparece.
Además, se evidencia cómo el poder adquisitivo del salario cubano ha disminuido rápidamente, siendo aún peor para los jubilados, que ganan alrededor de mil 500 pesos y deben vender productos que no consumen. Pánfilo es uno de ellos y ha vendido los cigarros de varios meses para obtener algo de dinero extra.
Por otro lado, los precios exorbitantes, como el del cartón de huevos a mil 900 pesos, son pagados por quienes pueden permitírselo, un pequeño guiño a la distancia que separa a los más afortunados de la población media en el país.
“Si yo me compro ese cartón, no puedo comprar más nada de comida en todo el mes”.
Otra de las críticas de este episodio de Vivir del Cuento es la dificultad para poder cobrar el dinero en los cajeros. A Pánfilo, por ejemplo, le depositan el dinero cada 30 días, pero necesita otros 15 para poder retirarlo.
La supuesta gallina de los huevos de oro
Pánfilo hace sus cálculos y se da cuenta de que tener una gallina ponedora de huevos es como poseer una pequeña mina de oro. Así, decide comprar una gallina y hace lo imposible para que el ave empiece a poner huevos, lo cual costó muchísimo trabajo, tiempo e inversión, pero no da resultados (como casi todas las grandes ideas de los personajes principales de Vivir del Cuento).
Para animar a su amigo Chequera, le hace creer que la gallina ya está produciendo, todo esto bajo la constante inspección de las autoridades, que finalmente descubren el ave e imponen multas y determinan el decomiso de la gallina.
Chequera y Pánfilo salen del problema explicando que están aplicando la “resistencia creativa” a la que llaman las autoridades e incluso reciben un reconocimiento por una supuesta productividad de 10 huevos al día.
A espaldas de Pánfilo, «el Cheque» vende la gallina a Chacón, ya que sabe que en realidad no pone huevos, logrando así un buen negocio. Pánfilo llega a entender que los supuestos huevos habían sido prestados. Chacón, quien pagó cinco mil pesos por el animal, comprende lo malo de su decisión y no le queda otra opción que resignarse, mientras sus vecinos disfrutan de su pequeña victoria.