Foto: Roy Leyra | CN360
Texto: Hugo León
Un artículo reciente publicado por este medio sobre los costos del alquiler de las piscinas en la capital ha generado numerosos comentarios y contactos de lectores, quienes señalaron que muchas instalaciones hoteleras en la ciudad también tienen precios insostenibles para la mayoría de los cubanos.
El foco de los mensajes fue el Hotel Meliá Cohiba, donde se cobra ocho mil pesos cubanos por persona por el pasadía.
“Esto me impresionó, porque ni con dos salarios al mes puedo disfrutar de un día de piscina; es como que te mandaran a la mier… si no eres rico, ni vengas”, se quejaba un internauta identificado como Fransuá.
Este mismo usuario asegura que el hotel Habana Libre cuesta tres mil pesos con un consumo mínimo de dos mil, y la oferta está limitada a 15 personas.
Otra persona mencionó que visitó el mismo hotel Cohiba, donde el pasadía costó siete mil 500 pesos por cada adulto y cinco mil 500 por un menor. En este caso, el hotel permite un consumo de dos mil pesos por persona, explicó.
“La piscina ya no es lo que era”, indica una internauta que se identificó como Hortensia González. “No había ni una sombrilla en toda la piscina y se ve bastante deteriorada”, contó.
Además, González se quejó de incongruencias en la cuenta, situación que también ocurrió a otra familia que visitaba la instalación, ante lo cual el camarero rectificó y pidió disculpas.
¿Cuánto es ocho mil pesos en dólares?
A ojos del Estado cubano, donde el precio del dólar no varia de los 120 pesos desde el año pasado, entrar al pasadía del Cohiba cuesta más de 66 dólares. Por otro lado, con el precio del mercado negro (a 250 pesos cubanos el dólar), serían 32 USD para entrar al pasadía.
Con base en el precio del dólar del Estado, el costo de ingresar a ese hotel se habría cuadruplicado en los últimos años, ya que antes, con 15 CUC se podía entrar y consumir entre cinco o siete, dependiendo de la oferta, recuerdan fuentes cercanas a este medio.
“Una cosa que el gobierno no quiere que hagan los particulares es vender barato al pueblo, y ellos son los primeros que lo hacen”, comentaba Ray en respuesta al texto publicado por este medio.
Con pocos días restantes para que finalicen julio y agosto, meses de vacaciones previos al reinicio de las clases, surge la pregunta de si con estos precios fue rentable para los hoteles mantener las ofertas y las piscinas funcionando, o si hubiera sido más efectivo establecer precios más asequibles para atraer a más cubanos como una opción estival.