No es casualidad que este 30 de junio la Biblioteca Nacional José Martí se haya acreditado como Monumento Nacional de la República de Cuba. Como ya es costumbre, todo adquiere un matiz político más allá de lo patrimonial y cultural. Ese día, se conmemoraban 60 años del polémico discurso «Palabras a los Intelectuales» de Fidel Castro, y precisamente la institución fue el escenario.
De acuerdo con una nota del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, esta condición se le otorga a la Biblioteca Nacional: “teniendo en cuenta su valor artístico, ambiental y social, cuya construcción forma parte del centro político y administrativo de la nación y uno de los espacios públicos de mayor significación para los cubanos.”
La Biblioteca mantiene un buen programa de gestión de conservación del inmueble y se destaca en la preservación, investigación y difusión del patrimonio bibliográfico, así como en la producción cultural y científica.
120 años después de su fundación por Domingo Figarola Caneda, es la institución que preserva el patrimonio bibliográfico nacional, es rectora del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas y propone las políticas bibliotecológicas del país.
Se entiende por Monumento Nacional todo centro histórico urbano y toda construcción, sitio u objeto que, por su carácter excepcional, merezca ser conservado por su significación cultural, histórica o social para el país y que, como tal, sea declarado por la Comisión Nacional de Monumentos.
En todas las provincias cubanas encontramos Monumentos Nacionales, pero gran parte los atesora la capital. La Universidad de La Habana, el Hotel Inglaterra, el Hotel Nacional de Cuba, el Cabaret Tropicana, la Estación Central de Ferrocarriles Ciudad de La Habana, el Capitolio y el Hotel Riviera son algunos ejemplos.