Texto: Alejandro Varela
Este domingo, los principales clubes europeos se unieron para anunciar la creación de una nueva Superliga, un torneo elitista que ha sacudido los cimientos del fútbol tal como lo conocemos.
Sin embargo, el lanzamiento de esta polémica competición encontró rápidamente la oposición de los organismos rectores del fútbol mundial, así como de clubes más pequeños, medios de comunicación deportivos e incluso algunos gobiernos. Vamos a desglosarlo.
LA ESTRUCTURA
El nuevo torneo tiene como primer presidente al actual mandamás del Real Madrid, Florentino Pérez, junto a 15 autoproclamados Clubes Fundadores: Milan, Arsenal, Atlético de Madrid, Chelsea, Barcelona, Inter de Milán, Juventus, Liverpool, Manchester City, Manchester United, Tottenham Hotspur y, por supuesto, el equipo blanco de la capital española.
En el comunicado de presentación se especifica que «se invitará a otros tres clubes a unirse antes del inicio de la temporada inaugural». La primera edición, programada para finales de agosto, prevé la participación de hasta 20 equipos: los 15 fundadores y otros cinco que accederán anualmente según el rendimiento de la temporada anterior.
Es importante señalar que todos los clubes seguirán compitiendo en sus respectivas ligas nacionales, manteniendo así el calendario habitual de los fines de semana, mientras los partidos de la Superliga se llevarán a cabo entre semana, en una clara oposición a competiciones europeas como la Champions y la Europa League.
En referencia a este aspecto, el comunicado indica que «de cara al futuro, los Clubes Fundadores esperan mantener conversaciones con la UEFA y la FIFA para buscar las mejores soluciones para la Superliga y para el fútbol mundial en general».
A FAVOR Y EN CONTRA
Los organizadores señalaron a la pandemia de Covid-19 como un catalizador que «aceleró la inestabilidad del modelo económico actual del fútbol europeo», de acuerdo con las bases del proyecto.
«Nuestro objetivo es ayudar al fútbol en todos sus niveles a ocupar el lugar que le corresponde en el mundo. Es el único deporte global con más de cuatro mil millones de aficionados y nuestra responsabilidad como grandes clubes es responder a los deseos de los hinchas», afirmó Florentino Pérez en defensa de la Superliga.
El magnate español tiene como vicepresidentes a Andrea Agnelli, de la Juventus, y Joel Glazer, del Manchester United, quienes son también líderes de otros de los clubes más poderosos a nivel mundial.
Agnelli, considerado por varios medios como un defensor de un fútbol diseñado para las élites, renunció a su puesto como presidente de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) justo al momento de la presentación de la Superliga. Esta asociación, que agrupa a 246 clubes de primer nivel en el continente, fue una de las primeras en expresar su «firme oposición a un modelo de Superliga cerrada».
Otro organismo que también manifestó su rechazo fue la FIFA, que calificó la nueva competición como una «liga separatista», ajena a las «estructuras internacionales del fútbol».
Sin embargo, la UEFA fue la entidad que más duramente se pronunció contra un proyecto que amenaza directamente sus intereses. La organización continental se alineó con las federaciones y ligas de Inglaterra, España e Italia para condenar esta nueva competición.
«Nos mantendremos unidos en nuestros esfuerzos para detener este cínico proyecto, que se basa en el interés propio de unos pocos clubes, justo en un momento en que la sociedad necesita más que nunca la solidaridad», afirmó el comunicado conjunto.
Dicha declaración reitera la advertencia que hicieron en el pasado la FIFA y sus seis Confederaciones, donde indicaron que los clubes involucrados «no podrán participar en ninguna otra competición a nivel nacional, europeo o mundial, y sus jugadores podrían perder la oportunidad de representar a sus selecciones nacionales».
MÁS ALLÁ DEL FÚTBOL
Del mismo modo, algunas naciones europeas también se han posicionado en contra de la iniciativa. El gobierno francés enfatizó que «amenaza el principio de solidaridad y el mérito deportivo», mientras que la ministra de deportes gala, Roxana Maracineanu, lo comparó con «un club VIP de varios poderosos».
Por su parte, el primer ministro británico, Boris Johnson, consideró que sería un proyecto «que golpeará en el corazón de nuestro fútbol nacional y generará inquietud entre los aficionados del país».
El estallido de esta controversia ha dejado atónito al mundo del deporte, por lo que habrá que esperar en las próximas horas para conocer cómo se desarrollarán los acontecimientos. La UEFA tenía previsto analizar un nuevo formato para la Champions el lunes por la mañana, pero se desconoce si ya se ha producido un cambio en la agenda.
Más allá de ser un típico culebrón al que nos tiene acostumbrados el mundo del fútbol, esto parece un problema serio que puede alterar para siempre sus cimientos. Queda por ver cómo evolucionarán las cosas.