Mexicanos aficionados frente a cubanos profesionales: ¿Debería el público cubano ser privado de la emoción del juego?

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Foto: Newsweek México

Es difícil imaginar lo que habrán pensado los cubanos que siguieron el evento de boxeo desde Aguascalientes al ver por TeleRebelde al presidente del Consejo Mundial de Boxeo, Mauricio Sulaimán, premiando a nuestros boxeadores durante toda la larga noche.

Históricamente, el CMB ha sido considerado por los medios oficiales de la isla como un organismo que genera “crímenes” en el ring, corrupción y desprotección de los boxeadores. Durante 60 años, los artículos y reportajes que se emitían en los periódicos y la televisión nacionales sobre el boxeo profesional del CMB y otras asociaciones reflejaban estos temas conflictivos.
Y de repente, Sulaimán apareciendo durante cuatro horas a la vista de los cubanos.

Previo al evento, el youtuber cubano Willie Suárez, radicado en Las Vegas y que se trasladó a la ciudad mexicana, compartió varios momentos de la participación de nuestros boxeadores. Uno de los momentos más destacados fue el emotivo abrazo del capitán del equipo cubano, Julio César La Cruz, a Sulaimán, lo que insinuaba una posible apertura hacia una colaboración.

Quizás esta colaboración debió haberse establecido hace muchos años, o nunca debió cerrarse. Recuerda que en 1961 se prohibió el profesionalismo en Cuba con la instauración del INDER, no solo en el béisbol, sino en todos los deportes, dando origen al Profesionalismo de Estado.

En la velada de Aguascalientes, los profesionales cubanos se enfrentaron a los amateurs mexicanos. Esta percepción no solo se basaba en el historial de los caribeños, con 200 y 300 peleas en sus carreras, sino también en lo que se observó en el ring.

Quien haya dedicado un breve tiempo a investigar en Internet el historial de los rivales aztecas no debió sorprenderse con lo que sucedió este viernes. Indagar en qué lugares de un ranking nacional profesional figuran estos contendientes– unos con apenas 14 peleas, otros ya en la recta final de sus carreras– también habría sido un indicio de lo que iba a ocurrir.
Por supuesto que si México se lo propone, puede presentar más de un equipo profesional realmente temerario.

“Pitbull” González, “Monstruo” Riojas, “Triturador” Díaz, “Veneno” Domínguez… serían simplemente etiquetas destinadas a vender entradas.

Pero no nos dejemos llevar por las narrativas optimistas. En Aguascalientes, el resultado en el ring no era lo más relevante. Tampoco se debería dar demasiada importancia al hecho de que los cubanos estuvieran peleando bajo las reglas del boxeo profesional.
En las Series Mundiales de la AIBA, donde Cuba participó como “Domadores”, también hubo que ajustar ciertas reglas, incluida la de pelear cinco rounds. Aún en la competencia paralela, Pro Boxing, de nivel profesional, el peso welter Arisnoides Despaigne y el peso crucero Frank Sánchez combatieron a ocho asaltos (Sánchez se desvinculó del equipo nacional y desde 2017 pelea profesionalmente en Estados Unidos, donde el famoso púgil mexicano Saúl “Canelo” Álvarez lo ha integrado en su equipo. Frank busca convertirse en el primer campeón mundial cubano superpesado en el boxeo profesional).

Además, los cubanos continúan entrenando en la llamada “Finca del Wajay”, donde, teniendo todo el tiempo del mundo, cumplen con exigencias físicas equivalentes a diez rounds, gracias a que el gobierno es su principal promotor.

Lo más significativo en Aguascalientes, parece ser, fueron dos aspectos: 1- Asegurar un incentivo económico para los púgiles y entrenadores a raíz del cartel del 11 de junio y otros intercambios durante su permanencia de dos semanas; y 2- Explorar un futuro contrato con la CMB, lo cual ya fue anticipado por el presidente de la Federación Cubana, Alberto Puig, en declaraciones a medios tradicionales y digitales en México.

A poco más de un mes para el inicio de los Juegos Olímpicos, esta incursión en México proporcionó un respiro a nuestros púgiles clasificados. Se realizaron promesas por parte de los directivos que insisten románticamente en que sus boxeadores deben enfrentarse a rivales de mayor nivel, y eso solo se encuentra en el boxeo profesional. Estas promesas podrían ayudar a evitar tentaciones de desertar, incluyendo cláusulas para futuras inserciones en circuitos profesionales sin necesidad de abandonar el país.

Promesas que llegan en medio de la peor crisis sanitaria de los últimos 100 años, lo que ha cerrado el flujo de ingresos para los boxeadores cubanos, ya que los campeonatos han sido pospuestos y la Serie Mundial ha desaparecido debido a la crisis anterior de la AIBA.

Lázaro Álvarez, Yosvani Veitía, Yoel Feliciano, Roniel Iglesias, Arlén López, Julio César La Cruz y Dainier Peró no encontrarán, por lo general, este tipo de rivales en Tokio. La Armada Ex Soviética representa un desafío diferente. Sin embargo, la velada de Aguascalientes sin duda fue alentadora en su camino de seguir siendo el buque insignia de la delegación cubana.
Si bien el cartel mexicano fue “histórico”, lo fue más por lo que esto representa para la historia cubana: la gradual desideologización del deporte, con cambios que, aunque dulcificados, evidencian que se están reconsiderando viejas consignas frente al contexto actual y las realidades de los deportes.

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