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Este miércoles, medios de comunicación rusos informaron que Yevgeny Prigozhin, el líder del Grupo Wagner, estaba en la lista de pasajeros del avión que se estrelló en la zona de Tver, al noreste de Moscú.
Según la agencia de aviación civil, Rosaviatsia, el jet ejecutivo del fabricante brasileño Embraer transportaba a 10 personas, incluyendo a Prigozhin y a su segundo al mando, Dmitri Utkin, un antiguo oficial de la inteligencia militar rusa, como reportó la agencia TASS.
Asimismo, en la aeronave, que está registrada a nombre de Prigozhin, viajaban otros cinco integrantes del grupo mercenario, además del comandante del vuelo, un copiloto y una azafata.
Prigozhin había regresado a Rusia este miércoles desde África, y mientras se trasladaba de Moscú a San Petersburgo, su ciudad natal, el avión dejó de aparecer en los radares a unos 8,500 metros de altitud, justo después de escuchar dos explosiones fuertes.
Un video divulgado por el diario digital Gazeta.ru muestra cómo la aeronave se precipita de manera abrupta y se incendia al impactar contra el suelo, habiendo estado en el aire por menos de media hora.
La prensa local ha reportado que todos los cuerpos están calcinados, lo que probablemente obligará a realizar pruebas de ADN para su identificación. Según el diario RBC, las autoridades están explorando tres hipótesis sobre el accidente: un error de pilotaje, un problema técnico o una posible intervención externa.
No obstante, el sitio web International Aviation HQ advierte que el Embraer Legacy 600 que transportaba a Prigozhin solo ha estado involucrado en un accidente en más de 20 años de operación, y este se debió a fallos humanos, no mecánicos.
Es importante mencionar que la tragedia aérea ocurrió exactamente dos meses después de que Prigozhin liderara un intento de rebelión armada contra el Kremlin, durante el cual llegó a tomar una de las ciudades más relevantes del sur de Rusia, Rostov del Don.
Como respuesta a este incidente, el presidente ruso Vladimir Putin acusó a Prigozhin de traición en un discurso televisado, describiendo su acción como una «puñalada por la espalda» a su país.
En ese momento, el corresponsal de Seguridad de la BBC, Frank Gardner, calificó de «profundamente vergonzoso» para Putin el desafío de Prigozhin, advirtiendo que el mandatario ruso «no era alguien que perdonara eso».
